La boca de la literatura
Convertir los recuerdos en materia literaria lleva su tiempo y su proceso, hay que permitir que las imágenes y las voces se acomoden en el estrato adecuado de la memoria, antes de poder filtrarlas al papel. Que Manuel Rivas es un fiel custodio de esa memoria no es nada nuevo, sus obras muestran siempre un gran respeto por la herencia que el pasado y la tradición le regalan, y así ocurre también en esta última novela.
Si hoy hubiera juglares, tendrían la retentiva de Manuel Rivas, y su capacidad para fabular sin fin, para adentrarnos en esos ambientes mágicos (no de realismo mágico, como afea el autor a los críticos perezosos) que a los gallegos les provocarán saudade, y a los foráneos una atracción sin límites por las buenas historias. El último tamo de la novela, con el meritorio Manuel trabajando en El Ideal, crece en interés sociológico, y se convierte, además, en una crónica fiel de los últimos años franquistas, las primeras sombras de la transición, y la dureza del mundillo periodístico de una época en la que trabajar en un diario era el último asidero del romanticismo, y en la que aquel joven coruñés reafirmó su afortunada vocación por la literatura, la misma que nos permite a todos seguir disfrutando de su palabra.
Las voces bajas. Manuel Rivas.Editorial: Alfaguara. Madrid 2012. 201 páginas.(LA VERDAD, "ABABOL", 2/2/2013)