8 horas y 40 minutos duró la partida que sigue, ejemplarizada por Alekhine, sobre uno de los mejores finales de la historia de José Raúl Capablanca, su 10ª partida de su match por el "auténtico" Campeonato del Mundo disputado contra Emanuel Lasker y celebrado en La Habana (Cuba) en 1921.
Aquel encuentro duró 68 movimientos. Todos sabemos que normalmente las partidas, de media, duran 40. Partidas así de largas, por supuesto, que en los mundiales de hoy (que no los mundialitos del azar que se organizan mal por la actual F.I.D.E. - Federación Internacional de Ajedrez -) se pueden también realizar, incluso dando descanso entre medio a los maestros participantes, aplazándolas y continuándolas tras varias horas de interrupción (!!).
Un buen hotel. Un buen salón dentro del mismo. Unos buenos camerinos para cada uno de los dos maestros participantes y su séquito de ayudantes "humanos" (¡prohibidas las máquinas!), uno al extremo del otro; un buen catering y el comienzo de las partidas desde las 8 de la mañana (como una jornada de trabajo normal) posibilitarían que en el movimiento 40, 13,00 h. de la tarde, se aplazase el encuentro (!!). Todos, entonces, ¡a reponer viandas! y mientras, el séquito humano a resolver los enigmas de la posición aplazada (!?) y a las 17,00 h, otra vez, los deportistas, ¡al ruedo!. Por supuesto que unos buenos vigilantes jurados son necesarios, prohibiendo con detectores automáticos la posible entrada de cualquier tipo de máquinas (metal) a esos camerinos.
¿Y qué logramos con eso?. Pues que en un mismo día, estimados lectores, acabe "dignamente" una buena partida de ajedrez (!!). Por supuesto, al día siguiente, descanso para los "gladiadores". Y entonces tendríamos un mundial a 24 partidas mínimo, bien organizado y no la piltrafa actual de la F.I.D.E., cortita y llena de aleatoriedad (con el "blitz" adicional en caso de empate - probable - tras las pocas partidas serias que se disputan).
Pasemos ahora a ver aquel mítico encuentro, bien comentado a lo largo de la historia del juego-ciencia, esta vez desde la óptica del módulo informático "Dragon 2.5 by Komodo Chess".
Alekhine dijo, que exceptuando los grandes finales de Capablanca, como éste, luego habían otros, llenos de muchos fallos propios. Poco a poco, empezaba a reseñar los más importantes, tanto de los buenos - como éste - como de los malos (!?), en su prólogo de su libro sobre el Gran Torneo Internacional de Nueva York de 1927, escrito a la finalización del Gran Mundial de finales de aquel año, también "auténtico" y ni parecido, por asomo, a las farsas actuales de la F.I.D.E. .
Reproduzca la partida en pantalla haciendo "click" sobre el siguiente enlace:Emanuel Lasker-Capablanca, Campeonato del Mundo (10), La Habana, 1921
Descárguela en formato "cbv" de Chessbase:Formato cbv
O bien en formato universal "pgn":Formato pgn
Por supuesto, que si los mundiales de hoy, queridos amigos, se organizaran como aquí se indica, habría también que aplicar las famosas Reglas de Sofía para evitar las tablas cortas. El permitir que tras 5 horas de juego, el organismo humano descanse, es beneficioso para calmar a la mente (!?), pues muchas horas seguidas jugando sin parar fatigan a cualquiera (eso pasa mucho actualmente cuando las partidas se alargan). También yo propondría sorteo inicial, cinco minutos antes de comenzar las partidas, de la apertura a utilizar en ese día. Así evitamos análisis camaleónicos de computadoras, aprendidos de "memoria" por los maestros humanos, para la ocasión (!?).
Que duda cabe que el uso hoy en día de la palabra GENIO en el mundo del ajedrez, debería de modelarse mucho más de lo que actualmente se hace.
Queridos amigos, la mítica "reina del ajedrez", la diosa Caissa, estará después de todo lo aquí comentado, ¡muy contenta conmigo! y eso... me basta.
Angel Jiménez Arteagaaarteaga61@gmail.com