Seguía José Raúl Capablanca, el campeón del mundo, diciendo cosas interesantes en el periódico The New York Times (13-2-1927) al respecto del que iba a ser en poco tiempo el Gran Torneo Internacional de Nueva York, de aquel mítico año, que se disputaría a "20 rondas", del 19 de Febrero al 23 de Marzo, en 33 fantásticos días; mientras que todo "un mundialito del azar" será organizado en sólo 23 famélicos días, en lo que mal llaman la Expo Universal de Dubái, o sea del 24 de Noviembre al 16 de Diciembre de 2021, en solo "16 partiditas" para luego, en caso de empate, jugarse los participantes el "titulito" a la modalidad de "ajedrez rápido" que sólo mide la suerte ajedrecística que puedas tener ese día, pero nunca la fuerza - motivo por el que fue fundada la F.I.D.E. (Federación Internacional de Ajedrez) - , es decir, para coronar al mejor ajedrecista del mundo y al mejor challenger posible entre los más fuertes del momento (??):
"Tras el Gran Torneo Internacional de San Sebastián de 1911 y después de un lapso de dieciséis años, estos mismos guerreros (n.d.l.r.: Capablanca, Vidmar, Marshall, Nimzowitsch y Spielmann) con sus espadas templadas por muchas duras batallas se volverán a reunir nuevamente para demostrarle al mundo del ajedrez su derecho a pertenecer en la élite.
Sólo hay un nuevo elemento, Alekhine. Entre los veteranos de 1911 él proyecta una sombra inquietante. No porque sea mucho más joven (sólo cuatro años menos que el escritor), sino porque es el único de todos los participantes que no estuvo presente en aquella memorable batalla de 1911, donde se ganó el primer premio con un porcentaje del 67%, el más bajo registrado entre los grandes eventos. (N.d.l.r.: Capablanca quiso decir con ello que tuvo allí una dura competencia, pues consiguió el primer premio - en solitario - obteniendo 9,5 puntos de un total de 14 posibles y logrando por tanto el 67,86% del total).
Para aquellos que no están familiarizados con el ajedrez y sus maestros, prevalece la idea de que los jugadores de gran reputación son caballeros de pelo blanco y posiblemente con bigotes largos y anteojos. Nada está más lejos de la verdad. El hecho es que todos los maestros de primera clase, pasados o presentes, se han vuelto prominentes a los veinte años y, a menudo, incluso antes.
Todos los competidores en el próximo torneo son veteranos de muchas batallas y sin embargo, el mayor es Marshall, que sólo tiene 50 años y que ya era 3º, después del Dr. Lasker y de Pillsbury, en 1900 en París". (N.d.l.r.: Si los patrocinadores del "mundialito del azar", los dirigentes de los Emiratos Arabes Unidos, creadores de esa "supuesta" Expo Universal de Dubái, hubieran querido organizar algo ajedrecísticamente serio, conveniente y sin desentonar, tenían que haberse fijado en aquel magno torneo parisino y hacer algo parecido en su país, en vez de ese lúgubre "campeonatito del mundo" de la F.I.D.E., pues de haber sido asesorados los dirigentes árabes por historiadores del juego-ciencia (que no por los incultos miembros de esa aciaga organización mundial), sabrían que este Gran Torneo Internacional de París de 1900, fue organizado con motivo de la "Gran Exposición Universal de París" de aquel mismo año. Ese Gran Torneo Internacional ¡sí que fue un gran evento! y no este ridículo "mundialito del azar" que degrada la calidad ahora de esa bien llamada, "mini-exposición" lugareña:
(Amplíe el cuadro clasificatorio haciendo "click" sobre el mismo):
Continuaba Capablanca:"Las edades de los demás competidores del Gran Torneo Internacional de Nueva York de 1927, son: Spielmann, 42; Dr. Vidmar, 41; Nimzowitsch, 40; el escritor, 38 y el Dr. Alekhine, 34.
Los tomaremos de acuerdo con sus edades, analizando sus récords y cualidades de juego y trataremos de pronosticar sus posibilidades de éxito en el próximo torneo".Queridos amigos, conociendo muy bien a Capablanca a través de los libros y de documentos por él legados, ¡como éste!, tenemos muy claro que de encontrarse en aquel tiempo con Caissa, la "reina del ajedrez", el genial maestro cubano, seguro que otra vez enloquecería sin responder luego de lo que ¡haría su boca!:
Angel Jiménez Arteagaaarteaga61@gmail.com