Seguimos con gusto y con "objetividad crítica" comparando el pasado con el estresado presente = F.I.D.E. (Federación Internacional de Ajedrez). Capablanca finalizaba de esta forma su artículo previo al inicio del Gran Torneo Internacional de Nueva York de 1927, aparecido en el periódico The New York Times, el mismo día del comienzo del certamen, el 19 de Febrero:
"Antes de cerrar este artículo nos gustaría explicar algo. A menudo nos preguntan: <¿Es usted el hombre que juega tantas y tantas partidas a la vez?. ¿Cómo puede hacerse esto?>.
En el ajedrez simultáneo, el escritor ha logrado en ocasiones hazañas que él mismo habría considerado imposibles. Sin embargo, como en el caso del ajedrez a la ciega (con los ojos vendados), tales hazañas no son un criterio del verdadero valor de un jugador, aunque para hacer cualquiera de estas cosas realmente bien se necesita un maestro de primera clase.
La verdadera prueba de la fuerza relativa de dos jugadores es un match fijo de tantas partidas para ganar, sin contar los empates. (N.d.l.r.: Esta modalidad fracasó con el paso del tiempo por las "tablas cortas" que hacían que los matches se alargaran más de la cuenta; pero como hemos visto en este serial, Bobby Fischer - y ya mayor - demostró en 1992 en su match de desquite con Boris Spassky, que con la mentalidad necesaria de jugar las partidas para ganarlas y no para entablarlas "adrede", eso se puede solventar. Las Reglas de Sofía o el sorteo previo, al inicio de las partidas, de la apertura a jugar - para evitar las minuciosas y largas preparaciones caseras efectuadas con la computadora -, podría también servir para volver a la idea original de Capablanca - !?).
Junto a un match así, un torneo como el que va a empezar ahora es la mejor prueba. (N.d.l.r.: seis maestros disputarían cuatro partidas contra cada uno de los demás - ¡20 rondas! y no las 14 -me acabo de enterar ahora que no son 16- que encima son "semi-serias" -al contemplar el finish- del "mundialito del azar" que empieza este miércoles en un lugar poco trascendente, como es Dubái - Emiratos Arabes Unidos).
Sólo el juego individual sobre un tablero (concluía Capablanca) sacará lo mejor de cada ajedrecista".
N.d.l.r.: Gracias al bonito libro "THE UNKNOWN CAPABLANCA" de David Hooper y Dale Brandreth ha quedado bien reflejado para la historia, las llamadas partidas menores y de exhibición del genial maestro cubano, de las cuales muchas se comparan favorablemente con sus enfrentamientos más famosos y por ello más conocidos.
El libro recopila alrededor de 600 partidas de este tipo. Comienza con su tour por Europa. París, Berlín, Lodz, San Petersburgo, Riga, ciudades que visitó y llenó de sus exhibiciones en el año 1913. Moscú, Kiev, Viena, otra vez París, visitadas luego en el año 1914.
Más exhibiciones ofreció en el año 1906 en Nueva York, Brooklyn, Harvard, Yale y Princeton. Luego en La Habana, 1909 y en Nueva York y en Filadelfia en 1910. Un año después nuestro héroe visitó Buenos Aires y Montevideo. En 1912 anduvo una vez más por la Gran Manzana y por Nueva Jersey, hasta regresar en 1914 a Buenos Aires. En 1915 y 1916 visitó varias ciudades estadounidenses y en 1934 anduvo por San Juan de Puerto Rico.
Sus partidas en consulta (jugadas con varios jugadores en ambos lados del tablero) fueron también muy ilustres. Son conocidas las disputadas en Nueva Orleans, en Buenos Aires, en Viena, en Filadelfia, en Barcelona, en Río de Janeiro, en La Habana, en Hilversum o en Leningrado.
Su mente inquieta y su fama, le permitieron también jugar "simultáneas con reloj" (normalmente contra fuertes oponentes y en tiempo de torneo clásico que no el que utiliza la F.I.D.E. actual en sus mundialitos, deteriorando al juego-ciencia con el pícaro beneplácito de todos sus actores). Jugó a esta modalidad, principalmente, en Nueva Orleans, La Habana, París, Bradford, Londres, Estocolmo, Manchester, Barcelona y Leningrado.
"Partidas casuales" también celebró muchas. Simplemente realizadas con la idea de promocionar el ajedrez (!?). Se jugaron en Nueva York, en Columbia, en Harvard, en Yale, en Cambridge, en Oxford, en Washington D.C., en Nueva Orleans, en San Luis, en Sydenham, en La Habana, en Neuilly-sur-Seine, en Londres, en Ramsgate y en Los Angeles.
Partidas simultáneas "puras" las disputó en infinidad de ciudades del mundo, destacando entre todas a Nueva York, San Luis, Stuttgart, Praga, Londres, Kiev, Chicago, Nueva Orleans, Filadelfia, Birmingham, Dudley, Thornton Heath, Cleveland, Leningrado, La Habana, Sao Paulo, México City y Madrid.
Era un mundo aquel, que a Capablanca, estimados lectores, ¡se le quedaba demasiado pequeño!.
De este modo, todo estaba dispuesto para que el Gran Torneo Internacional de Nueva York de 1927 ya comenzara aquella misma tarde del 19 de Febrero de aquel mítico año del ajedrez (con un "auténtico" campeonato mundial que iba a ser a 34 partidas - más del doble que el mísero actual - y en este serial, como no puede ser menos, le prestaremos especialísima atención en relación a dos de los tres héroes de estas bonitas crónicas que participaron en el mismo, José Raúl Capablanca y Alexander Alexándrovich Alekhine.
Queridos amigos, dos días antes de que comience el "mundialito del azar" en una feria de pueblo (!?) en Dubái, la F.I.D.E. ya ha elegido a la "reina de su vulgar juego", la llamada "mariposa traicionera", fácil y ligera...
¡Que aquí conste a los efectos oportunos y sobre todo para conocimiento general! pues nuestra idea no es más que la de engrandecer el juego-ciencia, pero respetando, por encima de todas las cosas, a nuestras costumbres del pasado histórico (!?).
Angel Jiménez Arteagaaarteaga61@gmail.com