Quedaba ahora que Capablanca comentase el juego exhibido por los tres primeros clasificados del Gran Torneo Internacional de Nueva York de 1927. Lo hacía en el periódico The New York Times:
"Nimzowitsch, como era de esperar, ha mostrado una gran originalidad. Quedó tercero, con 10,5 puntos de 20 posibles y a un punto de distancia de Alekhine (2º). Tiene mucha imaginación, pero no es lo suficientemente preciso. Se inclina a confiar demasiado en el carácter general de la posición sin tener debidamente en cuenta los pocos factores peculiares que la modifican. Siempre intenta jugar sus propias aperturas y evita posiciones simples donde no se siente como en casa. En nuestra opinión, su juego a lo largo del torneo ha ofrecido una verdadera imagen sobre su fuerza promedio.
Veamos toda su trayectoria de aquel año en la mágica ciudad de la Estatua de la Libertad:
(Amplíe todos los cuadros que siguen, haciendo "click" sobre los mismos):
Sin embargo, gradualmente, a medida que avanzaba el torneo, recuperó el equilibrio poco a poco, momento en que atrapó a Nimzowitsch, venciéndole (en la 11ª ronda), hasta posteriormente pasarle, terminando al final segundo por un punto completo:
Alekhine ha mostrado algunas debilidades menores, pero en general su juego está muy bien compensado y la partida contra Marshall (de la antepenúltima jornada), produjo, a su favor, una de las mejores partidas de todo el torneo (segundo premio de belleza, frente al primer premio, que recayó en Capablanca, por su victoria contra Spielmann de la 13ª rueda). Se mostró sin duda el más fuerte de nuestros competidores (!?).En cuanto a nosotros (Capablanca venció magistralmente en el evento, con un total de 14 puntos, ¡dos y medio por delante de Alekhine!) estamos muy satisfechos con la forma que hemos mostrado durante todo el torneo, especialmente en el tercer cuarto, donde tuvimos que hacer el esfuerzo de alejarnos del resto:
Es curioso decir que hemos mostrado debilidad donde se supone que somos más fuertes. Generalmente, se espera que debemos ganar cada vez que tenemos la más mínima ventaja ganadora. Sin embargo, en dos ocasiones distintas permitimos que nuestros oponentes escaparan. (Contra Vidmar en la 4ª ronda y contra Nimzowitsch en la 19ª).Por otro lado, nos hemos dado cuenta de que no hemos retrocedido en algunas cosas como pensábamos y, tomando todo en consideración, en opinión de la mayoría de nuestros competidores, ahora somos tan fuertes como siempre. (Ya hemos visto lo que pensaba Alekhine al respecto...).En la crónica de mañana repasaremos cómo el campeón mundial terminaba su último artículo en el The New York Times, opinando de lo que fueron sus predicciones previas al inicio del torneo sobre el juego esperado de sus rivales y lo que luego sucedió con ellas, realmente, tras la finalización del mismo (!?).No cabe duda, queridos amigos, que todo estaba preparado para buscar visa para un sueño, lo que iba a ser el gran campeonato mundial de Buenos Aires de 1927, uno de los más excelsos de la historia del noble juego-ciencia (¡34 largas y disputadas partidas!), que nada tiene que ver con los decepcionantes y cortos "mundialitos del azar" actuales de la F.I.D.E. (Federación Internacional de Ajedrez), reconocidos todavía de manera más decepcionante aún, por los patéticos medios de comunicación especializados actuales, que se creen que los grandes aficionados somos tontos...
Angel Jiménez Arteagaaarteaga61@gmail.com