Tras el Gran Mundial de Buenos Aires de 1927, donde Alexánder Alekhine se proclamó cuarto campeón mundial de la historia, en duelo "serio" a 34 partidas, que nada tiene que ver con los "mundialitos del azar" con los que hoy nos condena la F.I.D.E. (Federación Internacional de Ajedrez) a los grandes aficionados al juego-ciencia; las carreras deportivas de los tres héroes de este serial, fueron muy diferentes.
El Dr. Lasker, tras el Gran Torneo Internacional de Moscú de 1925, donde como vimos quedó 2º clasificado, ¡por delante de Capablanca!, se retiró del ajedrez y no volvió a él hasta el Torneo Internacional de Zurich de 1934, que también fue Campeonato Nacional Suizo, es decir, nada más y nada menos que ¡9 años más tarde!, contando en aquellos momentos con 65 años de edad.
Las carreras deportivas de Capablanca y Alekhine desde aquel Gran Mundial de 1927 hasta ese año 1934, en donde en Zurich se vieron las caras, tablero de por medio, Alekhine y Lasker, fueron las siguientes:
(Amplíe el cuadro que sigue, haciendo "click" sobre él):
Los tiempos revueltos que envolvieron a estos tres grandes divos del tablero continuaban y llegaron a agudizarse en lo que fue la mayor crisis económica jamás conocida y que estalló el jueves negro 24 de octubre de 1929, fecha en la que la bolsa de valores de Wall Street sufrió una gran caída en sus precios, provocando la ruina de muchos inversores, tanto grandes hombres de negocios como pequeños accionistas y el cierre de empresas y bancos, con lo que eso conllevó...
De ahí, que una vez más, el Dr. Lasker reapareciera en el mundo del ajedrez, del 14 al 29 de Julio de 1934 en Zurich, en el 37º Campeonato Suizo que al mismo tiempo fue un Torneo Internacional de Maestros. En ese evento, también jugó Alekhine.Vamos en las próximas crónicas, estimados lectores y siguiendo fiel a la tradición de este "magno" serial, a cubrir todas las intervenciones de ambos maestros en aquel torneo.Queridos amigos, si Emanuel Lasker debía regresar al ajedrez, eso implicaba tener que separarse con más frecuencia de la debida de su amada esposa Martha, pero... ¿y qué iban a hacer?:
Angel Jiménez Arteagaaarteaga61@gmail.com