Teniendo claro lo que muchos desgraciadamente no tienen, que es que el actual campeón del mundo, el noruego Magnus Carlsen no gana convenientemente los torneos, cuando la mayoría en los que participa se realizan en la modalidad del absurdo "juego rápido", que hace que el ajedrez se convierta en toda una gran lotería donde prima por encima de todo la aleatoriedad sobre la verdadera fuerza real, seguimos contando con auténtico placer el CLÁSICO Gran Torneo Internacional de Nueva York de 1924, desde la perspectiva de los grandes divos de este serial.
Así, pasamos hoy a narrar la partida Janowski-Emanuel Lasker, (4), 0-1 en 68 movimientos, que fue comentada en los libros ya señalados de Alekhine y de Khalifman; aparte de por Hannak (que puso la partida analizada por el propio Alekhine en el libro del torneo) y por Coria & Palau, en donde estas dos últimas referencias aparecen en los libros sobre el Dr. Lasker que estos autores escribieron.
Veamos ahora cómo la calculó el módulo informático neuronal "Fat Fritz 2.0" al nivel de análisis táctico de 180 segundos por jugada:
Estimados lectores, la partida fue muy movida y con errores mutuos. Poco antes de ganar la calidad, Lasker, que estaba mejor, falló y estuvo a punto de caer en desventaja. Janowski no acertó y ya con la calidad obtenida, otro error de nuestro héroe posibilitó que el maestro de origen polaco pudiera haber igualado la partida, cosa que no hizo. El entonces ajedrecista nacionalizado francés, entró en barrena y terminó perdiendo el luchado enfrentamiento.
Reproduzca la partida en pantalla haciendo "click" en el siguiente enlace:Janowski-Emanuel Lasker, Nueva York (4) 1924
Descárguela en formato "cbv" de Chessbase:Formato cbv
O bien en formato universal "pgn":Formato pgn
La clasificación general al término de la 4ª ronda (de 20 en total para cada ajedrecista participante) era la siguiente:
Clasificación tras la 4ª ronda del Gran Torneo Internacional de Nueva York de 1924.Queridos amigos, el Dr. Lasker tras haber abandonado el ajedrez y volver a él por los imperativos que todos conocemos, con los avatares por los que tuvo que pasar en tiempos de postguerra, tenía claro que en el juego-ciencia para conseguir la victoria no siempre valía tener más ganas que el rival, sino en su caso, también poseer un poderoso instinto ajedrecístico que le llevaba irremisiblemente al éxito, ante la mirada atónita de los maestros más jóvenes:
Angel Jiménez Arteagaaarteaga61@gmail.com