Lata de sardinas comestible

Por Grupo Book
INGREDIENTES: - 2 Latas de Sardinas en Aceite - 1 Lámina de Hojaldre - 4 Cucharadas de Pisto Casero - 1 Cebolleta - 1 Rodaja de Limón - 1 Yema de Huevo - Papel Aluminio - 1 Brocheta de Pincho Moruno Para que veáis hasta que límite llegan mi incurables despistes, había olvidado por completo que este blog ya lleva la friolera de dos años funcionando, poniendo patas arriba los estómagos más ilustres y dejando por los suelos mi reputación como persona seria. Si os fijáis en el panel lateral, veréis que no se empezaron a publicar recetas hasta Abril de 2007, pero fué en realidad un 24 de Enero cuando comenzó esta aventura en otro sitio llamado blog.com Después probé con Blogger, y aunque estuve durante un tiempo publicando simultáneamente en las dos plataformas, al final decidí trasladarme aquí por muchos motivos: hay mejores vistas, se paga menos de comunidad, y el vecindario es más dicharachero y variopinto. La verdad es que se está muy agustito en Blogger y la compañía es mucho más que buena. En fin. Esto había que celebrarlo de alguna manera, y como yo soy un negao para las tartas, decidí hacer un pequeño homenaje al distintivo de la cabecera del blog y sus "sardinitas de lata", que ha sido posible gracias a una curiosa receta que me envió por correo Penélope de El Rincón de la Mariposa, a quién estaré eternamente agradecido por el detalle. La verdad es que no podías haber elegido mejor Penny. Esto va por tí campeona. ASÍ SE HACE: Vamos a comenzar haciendo un poco de pretecnología, o como se diría en castellano antiguo: trabajos manuales. Hoy en día, a eso de los "trabajos manuales" se le pueden atribuir muchos significados a cual más obsceno, así que mejor nos quedamos con el primer término no? ¿Qué? ¿Que no? ¿Mejor con el segundo? Jajajaaaja. Ay dios, como sois. Válgame que de vicio hay aquí!! Vale. Pues cogemos un pliego bastante largo de papel aluminio y lo vamos doblando sobre sí mismo 7 o 6 veces hasta obtener una tira plana y compacta, como si fuera un matasuegras estirado. Con esta lámina bordeamos la lata de sardinas para que coja la forma. Para que no se nos desmonte, le podemos dar un grapazo sin contemplaciones en la unión. Ya tenemos el molde. Ahora viene lo más difícil, que consiste en contornear dicho artilugio con la masa de hojaldre bien amasada y estirada. Para que salga más o menos bien, lo mejor es hacerlo de fuera hacia adentro, para lo cual es fundamental recortar la masa excedente teniendo en cuenta la altura de las paredes de nuestra "lata". ¿Se ve bien no? Vale. Pues ahora pegamos la masa a las paredes del molde, y con el sobrante hacemos una especie de cucuruchos que simularán el "retorcido" de la lata al abrirla. Como va a sobrar bastante masa, mi consejo es que hagáis varios para luego quedaros con el que más os guste. En cuanto al contorno del molde, no os preocupéis mucho por las imperfecciones ya que el hojaldre, una vez que se hornea, hace lo que le sale a él de los huevos. Hablando de huevos, no olvidéis pintar la masa con con una yema batida antes de meterlo en el horno, que deberá estar como el Dinio: "caliente y fuetecito". Transcurridos 10 minutos, nuestra lata comestible debería tener este bonito aspecto: Ya ha pasado lo peor. Lo demás es puro tunning, como por ejemplo el fragmento de brocheta que le he puesto para imitar el abrelatas (y eso que el abrelatas es inimitable, jejeje). Para rellenar el invento, aparte de las sardinas, vamos a poner un fina capa de pisto casero en el fondo y como no, unas rodajitas finas de cebolleta. Y por fin.....las sardinas. Conviene escurrirlas un poco para que el hojaldre no se nos inunde de aceite, pero sin pasarnos tampoco para que mantenga en la medida de lo posible su esencia de alimento en conserva. Esta es una pijada como pocas veces se ha visto en este blog, pero irresistible a más no poder.  Espero que os animéis con ella, que yo lo he hecho y no me ha pasao ná. Fuente: conlasmanosenlagrasa