Revista Cultura y Ocio

Laura Ferrando.- “¿Voto, luego existo?” (II Parte: Jornadas de reflexión, 21/05/2011)

Publicado el 21 mayo 2011 por Javiersoriaj

En una democracia las elecciones son el proceso en el que los ciudadanos designan a unos candidatos –previamente seleccionados dentro de los partidos- para unos determinados puestos. Es decir, a través del proceso electoral los votos se traducen en representación/legitimidad y, en último término, gobierno. Esta designación –y todo el proceso- está sujeto a una normativa precisa[i] que delimita toda una serie de elementos fundamentales, a saber: tipo de sufragio, censo electoral, convocatoria; delimitación de las circunscripciones; composición de las candidaturas; aspectos de la campaña electoral; sistema electoral[ii], garantías del proceso, etc.
No se trata aquí de analizar cada uno de estos elementos y cómo interrelacionan los diferentes subsistemas -según hablemos de elecciones al Senado, al Congreso, Autonómicas o municipales- sino llamar la atención sobre un rasgo que subyace a los elementos configuradores del proceso electoral: no son neutrales, es decir, tienen efectos políticos, a destacar, la supra o infrarepresentatividad del voto y la tendencia a un pluralismo limitado -incluso bipartidismo-. Por esto la necesidad de cambiar el sistema en pro de una democracia real, menos representativa y más participativa.
Sin embargo, a día de hoy, las reglas que definen el juego democrático son las que son y los ciudadanos y ciudadanas nos encontramos ante cuatro opciones posibles: 1) Votar a un Partido Político; 2) Votar en blanco; 3) Votar Nulo o 4) No votar. Cualquier opción es posible y legítima, aunque como decía anteriormente, no tienen la misma resulta. De esta forma, cada partido pide el voto para sí y sus programas; y, en la Plaza: Democracia Real Ya –como organización- pide el voto informado a partidos que no sean los dos mayoritarios; otros piden que nos abstengamos; otros que votemos en blanco…. Afortunadamente, y a pesar de las reglas del juego, el voto es libre y debería ser también responsable.
CIUDADANO PARTICIPANTE (VOTA) 1. A un partido político (Válido para establecer la barrera legal) Múltiples opciones/propuestas de gobierno. 2. En blanco (Válido también) 3. Nulo (No válido) CIUDADANO NO PARTICIPANTE (NO VOTA) 4. No vota de forma voluntaria o involuntaria/accidental (Abstención pasiva o negativa).
Yo, personalmente, desde mi reflexión –grosso modo, y por si le sirviera a alguien-, me planteo las mismas dos opciones desde hace años, a saber: votar en blanco (¡no se suma a la mayoría! pero tiene efectos a la hora de repartir escaños puesto que se toma en consideración para establecer la barrera legal, lo que perjudica a partidos pequeños pues les es más difícil llegar al límite; no se representa (la forma de hacerlo sería dejar los escaños vacíos – ojo no por absentismo laboral-); es fácilmente interpretable como voto “indignado”…) o votar nulo (no cuenta para establecer el límite legal dando más posibilidades a partidos pequeños pero da lugar a interpretaciones más simplistas de su significado, ya que puede haber sido nulo de forma involuntaria y no hay manera de diferenciarlo…) En fin… Voten lo que quieran. Es difícil ser libre. Pero por esta dificultad –y la responsabilidad que conlleva- más allá del domingo debemos seguir en Sol.

[i] Constitución Española; LO 5/1985 de 19 de junio de Régimen Electoral General, y modificaciones; Estatutos de Autonomía así como Regímenes electorales autonómicos.
[ii] Procedimiento específico para transformar votos en escaños (representación). En nuestro país el sistema electoral es proporcional – utiliza la fórmula D´Hondt con diferentes barreras legales- para el Congreso (barrera del 3%); los parlamentos autonómicos (3 o 5%) y los municipios (5%) de más de 250 habitantes y sistema mayoritario para el Senado y municipios de menos de 250 hab.

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