El directo es inigualable, único, irrepetible. La pianista ovetense Laura Mota es toda un figura con premios nacionales, conciertos y apariciones televisivas.
Me quedé petrificado en la silla, sin palabras, deteniendo la mente buscando parecidos emocionales no encontrados.
Del polaco en Francia al Albéniz catalán de Aragón (de la "Suite Española") como nueva sorpresa de una pianista políglota en la música, todo el sabor de la tierra maña en el piano más internacional del nacionalismo español, fraseos increíbles, sonido único, fuerza impensable, casi sobrenatural para una interpretación natural, directa y sin complejos.
Para seguir boquiabierto, otro virtuoso del piano como Moszkowski y "Tres estudios op. 72" en la línea chopiniana pero todavía más complejos, virtuosísticos, sencillez en la escucha y ejecución con aplomo, nº 5 en do mayor, nº 6 en fa mayor y nº 11 en la bemol mayor, la evolución tímbrica desde la tonalidad, cascadas sonoras que trajeron otro destello de madurez desde la aparente y engañosa facilidad interpretativa de Laura Mota. Transformación delante del piano, espontánea naturalidad en los saludos, apabullante desparpajo de principio a fin, atronadores aplausos para despertar del sueño hecho realidad y vuelta con regalos navideños adelantados: