Laura+Carlos+Tirso

Por Peripeciagarcia

Laura y Carlos lo han hecho todo al revés. Quisieron una sesión de preboda cuando se enteraron de que estaban embarazados y en realidad no había boda a la vista; se estrenaron como papis con un Tirso la mar de salao hace año y medio; se fueron de luna de miel en julio, y se casaron finalmente el pasado 10 de agosto. Todo al revés. 
O al derecho, por qué no. 
Carlos estaba tranquilísimo, decía. Lo único que parecía agobiarle ese día era el calor.


La familia del novio había venido de Palencia para la ocasión, pero el protagonista absoluto de los preparativos fue Tirso, que deambulaba entre nosotros, de una habitación a otra, con sus valientes aunque torpes pasitos.  Una gozada de niño que se portó fenomenal durante toda la intensa jornada. 




He de decir que la conozco desde hace un cantidad obscena de años. Me cuesta describir la emoción que sentí al verla allí terminando de arreglarse con sus hermanas, en el baño en el que tantas veces nos hemos atusado todas antes de salir por la noche. 

Que Nacho y yo queramos a estos novios no es la causa de que creamos que fue una de las ceremonias más emotivas que hemos visto. Si habéis asistido a bodas civiles, estaréis de acuerdo conmigo en que las lecturas pueden engrandecerlas o no. Ellas sostienen este tipo de ceremonias y hay que conferirles la importancia que tienen a la hora de organizarlo todo, así como a quién será su conductor



Para la (breve) sesión de posados -la confianza y el calor hicieron que los cuatro estuviéramos más pendientes de la cerveza que nos esperaba-, escogimos las afueras del Cortijo de Mónico, para hacer un guiño a aquella preboda en su pueblo palentino.



Laura+Carlos