Laurens Hammond – Ingeniero e inventor

Publicado el 27 julio 2011 por Jordiguzman

Laurens Hammond (1895-1973) fue un ingeniero e inventor norteamericano, él fue de los primeros en investigar como hacer música y sonidos por medios electrónicos. En 1935 patentó el órgano electrónico que más tarde pasaría a llamarse Hammond, un instrumento utilizado mucho en las décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado. También investigó y desarrolló un instrumento llamado Novachord, uno de los primeros sintetizadores polifónicos. Lo que sigue es la traducción de un articulo publicado en Popular Mechanics de agosto de 1939 dedicado al reciente invento del órgano Hammond.

Abriendo NUEVAS FRONTERAS en la música

La música es un arte, y hacer instrumentos una ciencia. En cierta medida, esto explica porqué Laurens Hammond ha podido inventar el órgano eléctrico y el Novachord aunque no sabe tocar el piano.

Por sus aficiones y educación, el señor Hammond, sin talento musical, es un inventor. En la mesa de su despacho tiene un enorme archivador lleno de patentes a su nombre. La primera, del 1912, es para un barómetro que desarrolló cuando sólo tenía dieciséis años. Sus primeros esfuerzos se dirigieron a los motores Diesel, la fotografía tridimensional y novedosos efectos de iluminación escénica, pero el momento decisivo de su carrera fue su motor sincrónico. Lo usó como corazón de los primeros relojes eléctricos que construyó en un cuartucho encima de una tienda en Evanston, Illinois, y casi de la noche a la mañana el país se volvió loco por conseguirlos. La tienda se convirtió en una gran fábrica.

Hammond empezó a buscar otros campos donde aplicar su delicado mecanismo. Su primera adaptación fue una combinación de reloj-calendario, seguida de un motor fonográfico sincrónico y finalmente el mezclador de naipes eléctrico.

Pero el plato fuerte de la inventiva de Hammond –el órgano eléctrico– no requería a un Bach, ni siquiera a un Leopold Stokowski, como sería de suponer, sino a un ingeniero de paciencia infinita con una sólida base en las leyes del sonido.

¿La música no depende de la física? Si se podía producir un tono con impulsos eléctricos, como en el caso del tono de llamada en el teléfono, ¿por qué no se habrían de conseguir otros tonos de la escala?

El inventor pasó a idear una forma practicable de producir, variar e inflar sonidos eléctricamente. Instaló en un motor sincrónico noventa y un generadores de corriente alterna del tipo reloj eléctrico, cada uno operando en una frecuencia diferente. Así, tocando una tecla, la vibraciones eléctricas generarían el sonido, que podía amplificarse al volumen deseado. Hammond descubrió que las noventa y una ruedas de tonos eran capaces de producir aproximadamente 253 millones de grados de tonos.

Los músicos estaban impresionados. Había surgido una nueva fuente de producción de sonido, la primera importante en aparecer en varios miles de años. Y además, la fuente del sonido se hacía vibrar como no se había hecho nunca antes, de manera que hacía posible el control absoluto de las cualidades físicas de cada tono.

Los compositores y concertistas que generalmente miran la música científica con desdén aplaudieron el órgano eléctrico.  George Gershwin adquirió el primero, y otros cabecillas musicales le siguieron.

Por el precio de un piano de cola, las iglesias que no podían permitirse comprar órganos encontraron un sustituto en este instrumento compacto, que gastaba unos diez dólares al año en electricidad y que nunca se desafinaba. La música de órgano casera, antaño un lujo, se empezó a oír en las casas. En unos pocos meses se vendieron más de 800 órganos.

Hace dos años, Hammond, después de ver cómo se exportaba su órgano eléctrico a más de 40 países, empezó a trabajar en otro instrumento eléctrico, el Novachord. Estos últimos meses el éxito de su desarrollo ha sido tema de conversación y especulación en el mundo musical.

Al contrario de lo que se piensa, el ingenioso vástago del órgano eléctrico no está diseñado para imitar ningún instrumento y, según dice Hammond, no se ha manifestado todo su potencial en las melodías familiares que ahora se interpretan en él. Pero hasta que se componga música acorde con su versatilidad, el instrumento, que a primera vista podría confundirse con una antigua espineta (tipo de clavicordio), sólo puede ser un mimo musical. Se toca como un piano, y proporciona tonos no sólo de piano y clavicordio sino que también simula los efectos del violín, el violoncelo, la corneta francesa y la guitarra hawaiana. Pero en lugar de tubos, lengüetas, cuerdas, martillos o partes vibrantes, tiene circuitos de tubos de vacío ordinarios.

Desde el punto de vista de un ingeniero, Hammond cree que el desarrollo de los instrumentos musicales debe dirigirse a hacerlos más flexibles y versátiles, para que los compositores y músicos tengan nuevas herramientas que les permitan más libertad en la expresión de su arte.

“Un artista”, señala, “que tiene que pintar un cuadro compra una tela y una caja de colores puros. La tela no tiene líneas y el artista mezcla todos los matices de colores él mismo. Lo que pinta es enteramente su obra. Desdeñaría ofertas de pinturas premezcladas del estilo ‘rosa carne’ o ‘rojo atardecer’. El músico, por otra parte, nunca ha podido obtener instrumentos musicales a los cuales el que hizo el instrumento no haya ‘dado voz’ previamente. El constructor en su taller ha elegido un ‘tono bonito’ para el instrumento, y el músico debe contentarse con él o con el tono de algún otro constructor. Es, simplemente, la idea del ‘rosa carne’ en una forma diferente, y por esta razón el compositor nunca ha disfrutado de la libertad del pintor.”

“Naturalmente, demasiada libertad puede no producir los mejores resultados de inmediato. Un instrumento lo suficientemente flexible para permitir al músico explorar nuevas posibilidades en hermosos colores de tonos, también le permitirá tropezarse con ruidos horribles. Pero ésta es exactamente la forma en que progresa el arte.”

Ya compositores, jóvenes escritores con una visión fresca buscan combinar los recursos del pasado con los nuevos materiales musicales que la ingeniería está haciendo posibles.

Novachord de 1940

En esta página llamada The Novachord restoration projects hay más información e imágenes sobre este instrumento.