Los ejemplares tienen unos cuantos posaderos habituales en el lecho del río, desde los cuales acechan las presas de las que se alimentan, que son larvas de dípteros y otros invertebrados acuáticos. Estos días andan las lavanderas más revolucionadas de lo habitual, ya que empezarán pronto a construir el nido, en alguna construcción de piedra que se encuentre dentro de su área de campeo.
El ejemplar de la fotografías anteriores es el macho de la pareja, reconocible por tener la garganta negra; la hembra carece de este rasgo del plumaje.