Así es, llevaba tiempo queriendo hacer uno y esta ocasión lo requería.Me hice con un molde de 15cm en MaríaLunarillos y con una espátula acodada, también tenía un nivelador y una pala de alisado de un pack de Ikea.
Sólo me faltaba la receta para el molde de 15cm... y Morgana, con su maravilloso MSC, me dio la respuesta.
¿Qué podía fallar?
- 100gr de harina bizcochona (con levadura)
- 50gr de harina de trigo
- 80gr de azúcar
- 2 huevos a temp. ambiente
- 100gr de margarina
- Moscatel o cualquier otro licor para emborrachar los bizcochos
(estas cantidades son para el total, es decir, para rellenar las capas y para cubrir el bizcocho de tres pisos)
- 300ml de nata de postres
- 300gr de chocolate negro para fundir
Precalentamos el horno a 200ºC
Mezclamos el azúcar y la margarina hasta que se integren. Añadimos los huevos uno por uno hasta que quede bien batido. Luego tamizamos los dos tipos de harina y los vamos incorporando poco a poco hasta que la masa quede espesa. Podemos añadirle también esencia de vainilla.
El viernes horneé durante toda la mañana 3 bizcochos, los dejé reposar, hice el garnache de chocolate negro, corté y nivelé los bizcochos y lo dejé todo listo para montar el sábado.
Para el garnache tenemos que hervir toda la nata en un cazo, picar el chocolate en una tabla y añadirlo cuando esté en punto de ebullición. Lo retiraremos del fuego y comenzaremos a mover hasta que la mezcla quede homogénea.
Yo suelo meterlo al frigorífico y sacarlo un par de horas antes de utilizarlo.
Para emborrachar los bizcochos utilicé moscatel aligerado con un poco de agua, lo puse a hervir unos minutos y luego lo dejé enfriar. Con la brocha los fui mojando poco a poco para que no se quedasen demasiado resecos.
El garnache llevaba un par de horas fuera del frigorífico cuando empecé a untarlo por toda la tarta. Monté los tres pisos y luego cubrí toda la parte externa... esto ya era algo más complicado ya que cuando quería alisar con la pala metía los nudillos de vez en cuando o se hacían huecos o manchaba toda la base.
Al final lo conseguí!
Lo que nunca pude imaginar es que mi tarta se convertiría en la torre inclinada de Pisa al trasportarla hasta la casa de los amigos donde celebrábamos el cumpleaños.
¡Boba de mí! En el coche los pisos se deslizaron porque el chocolate estaba demasiado derretido, además pegaba el sol de lo lindo, uf! que mal lo pasé. Luego conseguí arreglarlo con una rasera plana y la verdad es que todos nuestros amigos la disfrutaron.
¡¡Felicidades cumpleañeros!!
Besos mil!