LCMDF: aliens desde Finlandia

Por Poplebon

Finlandia es un lugar poco probable para el pop, pero todos sabemos que el pop es caprichoso. De la misma manera que Puro Instinct, estamos de nuevo frente a dos hermanas (Emma y Mia Kemppainen) al mando de una banda de nombre caprichoso -Le Corps Mince De Françoise (LCMDF)-  y últimamente son la comidilla de la blogosfera por la inminencia de su álbum Love & Nature (2011, Heavenly Recordings) A pesar de la juventud de las hermanas Kemppainen, un inmenso patrimonio musical corre por sus venas.

Con una portada candidata a figurar entre las más bizarras y cutronas del año, se esconde un inmenso ejercicio de reciclaje de influencias de la década pasada que una vez trituradas en el turmix nos legan un disco fresquísimo con el que será difícil tener una opinión –cuando menos- neutra. Cultura popular a paletadas y energía technicolor.

El tema que abre el disco, Take Me to the Mountains, eleva el tempo y la extravagancia hasta cotas insospechadas: trompetas alienígenas y un acelerado beat tropical que teje el soundtrack ideal para una película de kung-fu. Es imposible tener las piernas quietas cuando está sonando este tema que, como un bólido, toma velocidad hasta llegar a ese punto donde todo queda difuminado a nuestro alrededor.

El single que precedió a este trabajo, Gandhi, nos lleva a esos callejones de Nueva York donde no se baila otra cosa que no sea retro-hip hop. Suena, en momentos, a coro aullado en una manifestación callejera. Aunque también deberíamos apuntar a que en el tránsito de single a componente del álbum ha perdido el ambiente garage lo-fi por un sonido mucho más vibrante.

Love & Nature tiene una esmerada producción rebosante de sintetizadores retro, texturas casi imperceptibles, ritmos laberínticos, aullidos y sirenas. Hay referencias sonoras de lo más ecléctico, como el electroclash de Chicks on Speed en Time o Have I Lost My Mind; rock de chicas tipo The Bangles (Cool and Bored), la elasticidad de Beck en Future Me e incluso pop psicodélico a lo B-52′s de We are Cannibals.

De la misma manera que lo hicieron Klaxons con anterioridad, LCMDF parecen habitar en una fiesta interminable en algún lugar de los años noventa donde el electropop es soleado, adictivo, demoledor en la pista y sin complicaciones en las letras.

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