A veces tengo la sensación que vivimos dentro de la burbujita del que llamamos primer mundo, ajenos a las atrocidades y desgracias que inundan al resto del mundo. Pero de tanto en tanto nos pinchan un poco esa burbujita para mostrarnos a través de algun medio de comunicación que la vida en otros paises no es tan privilegiada como la que tenemos nosotros.
Algunos de esos ejemplos son las dos innombrables atrocidades que ocupaban hoy las páginas de los periódicos.
Una de ellas el ya conocido secuestro de más de 200 niñas en Nigeria. Y la otra, la muerte a pedradas de una mujer embarazada en Pakistan por “deshonra”. El pecado de todas estas niñas, adolescentes y mujeres no es más que el haber nacido en unos países machistas donde la vida no tiene ningun valor.
Imaginaos que un día entran en vuestra casa y os roban a vuestra hija una panda de degenerados o que te la matan a ladrillazos simplemente por haber tenido la osadía de querer casarse por amor y no por obligación. No podemos quedarnos immóbiles ante tales aberraciones porque quien calla otorga y un día será una pobre pakistaní lapidada y otro día una española matada a navajazos por su marido. Ante la violencia y la falta de respeto de los derechos humanos no deberíamos quedarnos impasibles. Tenemos mecanismos para actuar, denunciando estos casos ante el mundo, votando en las elecciones con sentido común, haciendo un consumo responsable o simplemente no olvidando que existe esta otra realidad para así poner todos los medios a nuestro alcance para evitar que esta lacra invada también nuestras vidas. Yo no quiero un mundo donde nuestras hijas vivan con miedo. Defendiendo los derechos de los demás defendemos también los nuestros.
“Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada”.
(Martin Niemöller)
Se me pone los pelos de punta al pensar que mañana será un nuevo día y olvidaremos nuevamente estas páginas de los periódicos. Pero cuidado, que nuestra burbuja un día también se puede pinchar…