El desprecio hecho por los 3 madridistas que lo componen parecería tratarse más un comentario burlón hecho en una noche de juerga, tras muchas copas, que de una verdadera aplicación de la justicia.
Y la justicia, incluso la deportiva, para ser creíble, ha de ser imparcial, y en caso contrario, como la mujer del César, al menos parecerlo.
Multar con 1500 euros por un lanzamiento de objetos alguno de los cuales impacta en el jugador estando el Valencia apercibido de cierre, es dificilmente justificable desde la honestidad, desde la equidad y desde la coherencia.
Cargar contra el agredido por motivos ideologicos es una costumbre arcaica de unos tiempos que creíamos superados, de cuando las minifaldas y los horarios de retirada eran atenuantes
Los comentarios ofensivos hacia los jugadores del Barça demuestran un absoluto desprecio al club y un partidismo, que aunque conocido, nunca se había mostrado con tanta ferocidad.
Se le han criticado los regates, las rabonas, y el juego alegre que despliega potenciando a los que le agreden, o intentan lesionar, hasta que por fin algún “valiente” logre llevarlo al quirófano y nos prive de su magia.
Tal vez todo radique en que el brasileño no quiso ser el Di Stefano del siglo XXI
Y su negativa a serlo, en algunas altas esferas la siguen considerando imperdonable.
PD: Este artículo es el escrito por mí para el editorial del programa "El Penalti" de Radio Marca Barcelona de ayer viernes 26-10-16