Pensaréis que visitar un lugar diferente, exclusivo y privado del que poder disfrutar es privilegio de unos pocos. Un lugar donde la mesa será vestida diferente para cada ocasión. Encerrado entre paredes engalanadas con grandes telas constantemente renovadas. Con jarrones y esculturas que te rodean como un invitado más, y en el que además, disfrutarás de un menú o coctel personalizado irrepetible con el que interactuar como si de un elegante juego se tratase.
Pues en parte es así. Es cierto que no es algo para todos los públicos, pero también es verdad que puede ser que lo tengamos mucho más cerca de lo que creemos y que sea mucho más asequible de lo que nuestra imaginación nos dice en un primer momento. Este secreto bien guardado es Le Petite Table.
No podemos definirlo solo como restaurante, como sala de eventos, o como casa partícular. Arquitectónica y racionalmente, hablamos de un espacio de más de 100 metros cuadrados con techos altos (como nos gustan!) y diferentes ambientes, incluyendo una acogedora sala de estar y una terraza de ensueño donde disfrutar de las noches de verano. Especializado en servicios para particulares y empresas donde prime la discreción, ofreciendo brunchs, almuerzos y cenas. Sus menús siempre son confeccionados con productos frescos y mucho cariño y suelen fusionar cocinas de diferentes culturas. De esta forma, llegan a menús únicos, sabrosos y refinados. Además, Le Petite Table suele albergar de forma altruista exposiciones de nuevos talentos y divulgar así su obra.
Gastronómicamente, una fusión de ingredientes, aromas, sabores y texturas son la base de sus inimitables menús. Cada uno de ellos será diferente, totalmente personalizado y personalizable, adaptado y consensuado con el cliente. Le Petit Table hará extensiva esta adaptación al espacio que envolverá la velada. Con solo 24 horas de antelación, se puede hacer la reserva del espacio, aunque no es nada recomendable pues ya sabemos que las prisas no son grandes consejeras. Para tener la garantía de acertar y conseguir que el día elegido esté libre, os recomendamos hacerlo con más tiempo. De esta forma se podrá establecer un diálogo anterior al evento, que permitirá al Chef y al decorador conocer un poco más los gustos de su cliente, que tipo de celebración desea y confeccionarla para que se convierta en inolvidable.
El día de nuestra visita, disfrutamos de un cóctel informal, de pie, que facilitaba el poder relacionarnos. Varios canapés y aperitivos todos servidos en dosis individuales y en recipientes cómodos para comer. Un detalle importante que en muchas ocasiones es olvidado y alguna vez nos hemos encontrado con tal sofisticación en la presentación que te ves obligado a hacer mil malabarismos que evidencian tu torpeza para comerte un bocado sin mancharte; sin que se caiga la bebida; sin pringarte los dedos o sin tener que abrir tanto la boca que por prudencia prescindes de probarlo. Por suerte, en esta ocasión pudimos viajar por los cinco continentes con comodidad a través del paladar. Nos gustaría destacar algunas de las delicias que nos prepararon.
Coca cremosa de la abuela: un bocado exquisito, de buen sabor, de cocina tradicional con verduras braseadas que se quedaba corta y la boca te pedía más!. Muy bueno!
Buñuelos de arroz basmati y salsa de mostaza y miel: servidos en largos palillos, hechos al momento para mantener su crujir, estaban deliciosos bien impregnados de la salsa agridulce servida para acompañarlos. Buena fritura y muy golosos de comer.
Además de estos platos, también pudimos degustar Corderusa, cordero guisado al comino y puerros, Hummus de garbanzos ecológicos, ahumado de roble y crujiente de pan a las finas hierbas; Delicias de Salmón, pan crujiente, crema de queso, rúcula amarga y ajetes tiernos, salmón marinado; Delicias de Rape, rape a la albahaca sobre pan negro de levadura madre y sal marina, Guacamole de Santa Cruz, cremoso de yogurt y brotes de soja; Canelones de espinacas piñones y pasas, con bechamel de calabaza; Pollo al Petite Satay; Solomillo de cerdo ibérico al romero, todos muy bien elaborados. Únicamente encontramos un “pequeño defecto” en los canelones, que por suerte es subsanable: tenía un resto de sabor a harina cruda, quizá hubiera necesitado un poco más de cocción la bechamel… pero también hay que reconocer que no llegaba a eclipsar el sabor del canelón.
Todo fue regado con un Rioja Reserva Cerro Añón de 2009, y el blanco Fenomenal: un Verdejo y Viura que ya habíamos probado
Como veis las fotos no son nuestras, ya que había un fotógrafo profesional para el acto. También pudimos disfrutar de música en directo interpretada por Martín Ortiz, cantante guitarrista compositor.
Os hemos hablado del aspecto racional y arquitectónico y del gastronómico. Pero hay que hablar desde el ámbito sensorial. De como es posible que entrando por primera vez en un sitio te sientas como en tu casa. De cómo los anfitriones se preocupan de tu bienestar sin ser impertinentes, desde la sombra, observando en todo momento que no falte nada y que si algo escasea en un segundo sea repuesto como por arte de magia. De como la discreción existe en algunos sitos teniendo la certeza absoluta que de lo que allí se hable allí quedará, haciendo así de Le Petite Table el sitio ideal para celebraciones, reuniones de empresa donde tratar temas delicados, cenas íntimas o lo que necesites, siempre y cuando tu pretensión sea impresionar a alguien. Porque seguro que lo lograrás, más aún si tenemos en cuenta que puede albergar desde 2 personas (con riesgo de compartir con otras dos el espacio) hasta 60, en diferentes formatos y confeccionar menús desde 29 Euros.
Un rincón en Barcelona, mucho más cerca de lo que pensáis. Para poder reservar en Le Petite Table, podéis contactar con Marcelo 654 827 497 o Marcos 679 166 037 o bien enviarnos un correo electrónico a nosotros mismos, ya sabéis bacoyboca@gmail.com