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Le sang des bêtes ( o el tortuoso camino que hay del matadero al plato)

Publicado el 09 junio 2010 por Crowley
Le sang des bêtes ( o el tortuoso camino que hay del matadero al plato)El pasado fin de semana, hace tres días, vamos, una pareja a la que mi mujer y yo no veíamos desde hacía bastante tiempo, apareció de la nada, al otro lado del teléfono y nos proponía ir a un asador para comer juntos y "ponernos al día de nuestras cosas". Con no muchas ganas, accedí y acudimos al lugar indicado en nuestra conversación. Allí, antes de que nos trajeran la carne, me contó, con todo lujo de detalles, en qué consistía su nuevo trabajo de matarife. Entre su innecesaria descripción y la visión del filete, crudo, sangrante, que tenía ante mi, me vino a la mente el cortometraje documental de Georges Franju "Le sang des bêtes". Lógicamente no probé bocado en toda la velada. Y pasará mucho tiempo hasta que vuelva a hacerlo de nuevo.
En el documental de Franju, queda patente una verdad conocida por todos. Que la realidad supera con creces cualquier horror que pueda imaginarse. Todos sabemos de dónde procede la carne que llena nuestros platos cada día. Todos sabemos que viene de un animal que ha sido sacrificado para tal fin, pero desconocemos, al menos la gran mayoría, la tortuosa y violenta y malsana forma en la que se produce ese proceso.
La acción nos traslada hasta el idílico París, ciudad del amor eterno, en época de la posguerra y a lo largo del metraje las imágenes de la cotidianeidad (largas extensiones de terreno sin edificar, niños jugando, barcos en los canales, parejas de enamorados) y las del trabajo en el matadero (ubicados cerca del canal de Ourcq y con ríos propios de sangre) se mezclan para remarcar el contraste de situaciones entre lo bello y bucólico y lo cruento y terrenal, lo masculino y lo femenino. La dualidad entre todos los mundos diferentes que coexisten en el nuestro propio es clara y fácilmente perceptible para todo aquel que quiera abrir los ojos y mirar un poco más alla de su propio ombligo. Aquí nos es mostrada con más transparencia y claridad de lo que suele ser habitual en el cine. Los dos universos que se nos presentan, las dos realidades que cohabitan en un mismo tiempo, son sucias y grises, pero ese matiz sólo es perceptible en una de ellas.
Esta idea de contraponer ideas fuera de su entorno, de acercar conceptos encontrados, bebe de las fuentes del surrealismo, a pesar de que la película es ultra-realista, donde se nos muestra que la verdad no tiene por qué ser ni bonita ni condescendiente.
La voz del narrador masculino, quieta, pausada, sin emoción, nos describe, por ejemplo, el material con el que los hombres del matadero realizan su trabajo de la misma manera en la que lo haría si nos estuviera hablando del tiempo que hizo ayer. Y esa voz monocorde, es casi tan abrupta (en contraposición con la voz femenina posterior, que si bien también carece de emoción y juicio de valores, no es tan desagradable como la de él) como las imágenes que se nos muestran, que tienen un cariz tremendamente duro y seco porque, y aviso a cualquier despistado, el cortometraje está cargado de violencia y puede herir la sensibilidad de muchos de ustedes. Sinceramente pienso que, hoy día, sería impensable llevar a cabo un trabajo así sin que el escándalo estuviera presetne (basta con ver el revuelo que ha ocasionado el último videoclip de la cantante M.I.A. dirigido por Gavras y de nombre "Born Free").
El mismo George Franju ha dicho en más de una ocasión que su idea no era mostrar lo que acontece dentro de los mataderos, sino que lo que pretendía en un primer momento era captar la esencia y la belleza de los canales y sus alrededores. Su meta es captar la verdad última, la realidad sin dulcificar ni juzgarla, algo que se acrecenta con ese tono monocorde de la narración. Es por esto, por las propias palabras del autor, por lo que siempre he pensado que cuando se dice que este documental es un alegato pro-vegetariano, es un error, porque no es ese el fin que pretende el director.
Se puede realizar aquí, de hecho se hace en los libros de cine e historia, tanto por fechas como por contexto, una comparativa de lo que refleja este trabajo cinematográfico con lo acontecido cuatro años antes en los campos de concentración nazis. Y no por la crueldad empleada en sacrificar reses (que se presupone igual de despiadado para los miles de judíos) sino por la aceptación por parte de la sociedad de ese salvajismo, siendo capaces de justificar lo injustificable y de quitar de nuestras conciencias lo que nos molesta. Si no, no se explica de otra manera la actitud de ese matarife, con el sempiterno cigarrillo pegado a la comisura de los labios y silbando tranquilamente mientras se convulsiona a su lado un ternero decapitado.
El horror puro que precede a nuestras comidas... un terror de carne, piel, sangre y entrañas.
A diferencia de otras ocasiones, esta vez no les voy a poner el video. Si quieren verla, háganlo, ustedes mismos, que no es complicado encontrarla, pero les advierto que puede herir su sensibilidad y desde luego será una película que con verla una vez no la olvidarán jamás. Yo la vi hace unos años y la tengo fresca en mi memoria. Por "desgracia" para mi atormentada alma, no he necesitado verla de nuevo para escribir estas lineas. Y si ustedes lo hacen, volverán a verla en su cabeza cada vez que tengan en frente un filete de carne en el plato.

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