Leer: 2 Corintios 11:21-30 | El primer plano en la pantalla gigante era grande y nítido; por eso, podíamos ver los cortes profundos en el cuerpo del hombre y su cara ensangrentada. Un soldado lo azotaba, mientras una multitud enfurecida se reía.
La escena parecía tan real que, en medio del silencio de la sala, me encogía y gesticulaba como si yo estuviera padeciéndolo. Sin embargo, era solo una película que representaba el sufrimiento de Jesús por nosotros.
Sobre tal sufrimiento, Pedro escribió: «Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas» (1 Pedro 2:21). Si bien puede presentarse de diferentes formas e intensidades, el sufrimiento llega inevitablemente. Es probable que no sea tan intenso como el de Pablo, que fue azotado, apedreado, atacado por ladrones, y que experimentó hambre, sed y un naufragio (2 Corintios 11:24-27). Tal vez tampoco suframos persecución como sucede con aquellos que viven en culturas hostiles al cristianismo.
No obstante, el sufrimiento se presentará de una forma u otra cuando seamos abnegados, soportemos insultos o nos neguemos a participar en actividades que deshonran al Señor.
Cuando enfrentemos sufrimientos, recordemos lo que Jesús soportó por nosotros.
¿Qué te han enseñado sobre Dios las pruebas?
Las lecciones de la escuela del sufrimiento no se enseñan en ninguna otra parte.
Fuente: Nuestro Pan Diario