Lecciones Que Nos Deja La Pandemia

Por Rpg @renzopalacios

Si estás leyendo esto en el futuro, a inicios del 2020 un virus atacó a casi todos los países y territorios habitados del mundo. La mayoría de los países entraron en cuarentena y el planeta entero se paralizó. La economía se derrumbó y mucha más gente está sufriendo de hambre y pobreza.

Al mes de julio más de 600,000 personas han perdido la vida y 14 millones han sido infectadas. Aunque parezca un texto sacado de una película como Terminator, este no es artículo de ciencia ficción. Esto es lo que efectivamente pasó.

La salud es lo más importante

Suena muy obvio pero es así. La naturaleza humana es de quejarse de lo que no tiene, en vez de apreciar lo que si. Cuando perdemos la salud cualquier cosa que querramos hacer es bastante más difícil.

La pandemia nos despertó y nos hizo ver con claridad una realidad tan evidente. La salud es vida y sin vida no hay nada.

Ten un plan de contingencia

¿Tengo un plan B para mantenerme? Es cierto que no siempre es posible pero sin duda muy necesario. Al menos sirve dedicarle un tiempo a pensar en ello por adelantado.

Igualmente, resulta muy útil tener dinero ahorrado para emergencias, que te permita vivir algunos meses en caso que pierdas tu fuente principal de ingresos. Todos hemos comprado cosas que no necesitábamos. Esos recursos podrían haberse destinado a un fondo de contingencia.

Nuevamente la pandemia, de forma brutal nos confrontó con este hecho. Millones han perdido sus trabajos o negocios. Muchos sin perspectivas claras de cómo o cuando podrán recobrarlos.

No des nada por sentado

  • Viajo a Tailandia en mis vacaciones.
  • Me caso en Abril.
  • Mi ascenso es un hecho.
  • Reunión familiar en Julio.

Planificar es bueno pero necesitamos adquirir un sentido de humildad para darnos cuenta que existen miles de factores que están fuera de nuestro control.

Aquí también la pandemia nos dio una lección de vida. Nuestros planes se hicieron trizas. Nadie cumplió sus planes.

Has las cosas que quieras hacer

Decíamos que planificar es bueno y lo es, pero a veces esperamos mucho. Queremos que el momento sea perfecto para hacer algo.

La lección es que no hay momentos perfectos. Si quieres hacer algo, hazlo pronto, porque nadie sabe en realidad cuánto tiempo tiene.

Una vez más lo aprendimos de la manera dura.

Trascender a uno mismo

En medio del desconcierto, la desesperación y la desesperanza está sea quizá la lección más importante que tengamos que aprender como seres humanos, aunque es posible que todavía no la hayamos asimilado en su totalidad.

La pandemia nos vino a enseñar que la vida es un tejido entrelazado. Que tu vida y la mía, dependen una de la otra. Que no podemos salvarnos solos. Que cuando hacemos algo por el otro, lo hacemos también por nosotros mismos.

El altruismo, la generosidad y la solidaridad no son solamente palabras bonitas. Son parte de una realidad que casi podemos tocar con nuestras manos.

La vida no son pedazos separados. Es un continuo del que todos formamos parte. Al final todos integramos este gran organismo al que llamamos vida. Todo y todos estamos conectados. Lo que le pasa a uno inevitablemente termina afectándole al resto.

Esto recién empieza y seguramente nos quedan muchas lecciones por aprender. Nadie sabe cómo va a ser el futuro que nos espera. Cada uno de nosotros decidirá que quiere sacar de todo esto. Para algunos sólo será un tiempo de fastidio que interrumpió sus rutinas. Para otros hay un mensaje que necesita ser interiorizado.

No perdamos la oportunidad de ser lo mejor que podamos ser, de tender una mano si nos es posible, de ir más allá de nuestro propio beneficio.

Más que nunca, nuestro futuro está literalmente en nuestras manos.

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