Sin duda, es un anuncio emotivo y hermoso, que nos habla de ilusión y de familia, de un cariño que supera tragedias, y que por eso termina con un cierre muy atinado. La Navidad está hecha para esto: para soñar y amar. Y a eso nos invita la publicidad de estos días: a volver a la ilusión de la infancia.
¡Un brindis por los buenos anuncios de la Navidad!