Ni bien ingresé, pasando 100 metros la entrada del camino al poblado vi un adulto que posó en un alambrado aunque no tenía una luz del todo favorable, luego vi otra en un gran descampado que hay, ya he fotografiado ejemplares en ese sitio.
Unos metros más adelante enfrente del puesto policial había dos ejemplares juveniles en la entrada de su madriguera, tomando el tibio sol del amanecer; estos estaban algo curiosos y a la vez un poco desconfiados, no obstante gracias al lente 150-600 mm que estrenaba ese día pude lograr buenos acercamientos.