Hay pocos places superiores en la vida al de leer en el silencio del Noroeste. Leer mientras cae la tarde, sin prisa, y la luz, esa que allí nace entre piedras y las gasta, lo va cubriendo todo. Tengo allí, sólo allí, solo allí, Las historias de España, de Pepe Álvarez Junco regalo del gran John the Minor. Lo voy degustando poco a poco. No me gusta atragantarme con las cosas que me inspiran. Llegué a los mitos de la libertad originaria. Todos iguales, todos aburridos. Todos más falsos que un duro de cuatro pesetas. Ni Fernán González ni la bobada esa de juntos que valemos más que vos. Habla el maestro: "Los protagonistas políticos de los siglos XVI a XVIII [momento en el que se inventan todos aquellos supuestos privilegios originarios] no era pueblos ni naciones, sino las élites privilegiadas de los reinos; y lo que buscaban, al exagerar o inventar antigüedades, era, como cualquier corporación de la época, ampliar o blindar sus franquicias y exenciones"
Ni rastro de la nación imaginada con la que sueñan los nacionalistas.
También vuestros padres mintieron. Eso es todo.