Lecturas del 2016

Publicado el 29 diciembre 2016 por Érase Una Vez @rase1vez

Anoche terminé Tan poca vida. Casi llegando al final de año. Una lectura que me ha dejado agotada emocionalmente, pero satisfecha. Cuesta dejar atrás a personajes de tanto calado como Jude St. Francis o Willem, después de caminar junto a ellos durante 1.000 páginas y casi 5 décadas. En algunos momentos, tenía que parar porque no podía soportar su dureza, pero después su ternura, y el valor de la amistad, prevalecían sobre esos crudos momentos. Como nota curiosa, la predominancia de personajes masculinos, aunque está escrita por una mujer.

“La amistad, el compañerismo, a menudo desafiaban la lógica eludiendo a quienes lo merecían y sentándose en los bichos raros, los malos, los peculiares y los dañados.”
Tan poca vida. Hanya Yanagihara.

Ahora toca echar la vista atrás y hacer recuento de lo leído durante el año. Mirando solo las cifras, nunca parece bastante, pero los recuerdos que cada página dejó en mí, sí son más que suficientes.

Mis lecturas del 2016

Han sido 19 lecturas variadas. A pesar de que no es mi género favorito, durante 2016 he leído tres novelas negras: Cicatriz, La viuda, y el libro ganador de mi ranking este año: El puñal. Como ya dije, su trama perfectamente hilada, los matices del personaje principal y, sobre todo, lo maravillosamente bien escrita que está, me mantuvieron sin poder despegarme de sus páginas.

Este ha sido también el año de mi descubrimiento de Jonathan Franzen. Después de Pureza, quedé con ganas de más, y leí su Libertad. Desde luego, es una gran obra, una minuciosa radiografía durante décadas de los Berglund, un matrimonio típico americano de clase media. Parece que Franzen es una apuesta segura.

“Al fin y al cabo, hay cierta felicidad en la infelicidad, si es la infelicidad adecuada.”
Libertad. Jonathan Franzen.

En manos de las furias, la novela preferida de Obama en el 2015, es también la historia de un matrimonio, Lotto y Mathilde, a lo largo de los años, pero desde la diferente perspectiva de cada uno de ellos. Exactamente al llegar al 50% de su lectura (me lo chivó el ebook), el enfoque pasa de Lotto a Mathilde, y todo lo que me habían parecido incongruencias o imprecisiones, empiezan a cobrar sentido. Original planteamiento.

“El matrimonio está lleno de mentiras. En su mayor parte, mentiras piadosas. Omisiones. Si dieras voz a las cosas que piensas a diario sobre tu pareja, la harías picadillo.”
En manos de las furias. Lauren Groff.

La ley del menor y Alta fidelidad, son dos novelas muy distintas pero que me dejaron muy buen sabor de boca. Muy “british” ambas.

La noche de la Usina, ganadora del premio Alfaguara 2016, es mi segundo libro de Eduardo Sacheri, tras Ser feliz era esto. De nuevo Sacheri muestra una gran habilidad para describir gráficamente las situaciones, como si estuvieras viendo una película. Además de amena, es una novela muy humana y que ensalza el valor de la amistad y de la palabra, conceptos en los que deberíamos reflexionar más amenudo.

“Uno tiene su vida. Buena, mala, la que tiene. La viene usando desde que nació. La cuida. Se preocupa por conservarla, por ir poniéndole cosas. Todo lo que a uno le pasa, todo lo que aprende lo introduce en esa vidita que tiene Uno no piensa en lo frágil que es. O sí, pero a veces. Tampoco uno se puede pasar la vida pensando en lo frágil que es esa vida, porque la angustia sería perpetua. Insoportable.”
La noche de la Usina. Eduardo Sacheri.

La casa de las miniaturas recrea con gran precisión la sociedad holandesa del S. XVII y su ambiente cosmopolita pero a la vez opresor. Otro caso de un fiel retrato de época es Muñecas chinas, ambientada en San Francisco durante la Segunda Guerra Mundial.

La luz que no puedes ver, que también se desarrrola durante la Segunda Guerra Mundial, es una buena novela, pero tenía más expectativas por la gran acogida y repercusión que había suscitado esta obra de Anthony Doerr.

Algo parecido me ocurrió con La tierra que pisamos, aunque en este caso las expectativas eran más propias que ajenas: Jesús Carrasco tenía el gran hándicap de superar Intemperie, labor nada fácil.

Contigo en la distancia, es otro premio Alfaguara que, a diferencia de otros premios (títulos que ya suelo evitar), no suele defraudar.

En cuanto a Stoner, tengo el corazón dividido. Reconozco que es una gran novela, un clásico contemporáneo. Formalmente es impecable, no se le puede poner ni una tacha. Sin embargo, me dejó fría. Es tan adusta que me fue imposible empatizar con el personaje.

“Tenía cuarenta y dos años y ante él no veía nada de lo que deseara disfrutar y había poco de lo pasado que le importara recordar.”
Stoner. John Williams.

En los últimos puestos de la tabla clasificatoria, están El fin de semanaAllí donde el viento espera y, finalmente, El libro de los Baltimore, un fiasco absoluto que poco tiene que ver con su antecesora La verdad sobre el caso Harry Quebert; parece que a Joël Dicker se le agotaron con ella todos los recursos.

Visto todo lo anterior, así quedaría el ranking de mi 2016 en libros: