Lecturas desde La Parada (1); Athos en América, encantador desencanto

Publicado el 24 enero 2012 por Ruta42 @ruta42

El último mosquetero regresa

El 5 de enero la editorial Astiberri nos hizo un regalo con la publicación del undécimo trabajo traducido al castellano de Jason, autor noruego afincado en Francia. A estas alturas una obra suya: es exactamente lo que estamos esperando, otro pequeño tesoro, un nuevo episodio de encantador desencanto, perfecto para inaugurar esta sección.

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Cuando Doc Pastor me propuso colaborar con Ruta 42, escribiendo una recomendación de cómic semanal, pensé que el mayor problema iba a ser precisamente escoger uno sólo. Trabajo desde hace diez años en La Parada de los Cómics y desde 2008 formo parte de la Asociación Cultural El Planeta de los Cómics. Y no me canso de hablar de tebeos.

La intención de esta sección es compartir con vosotros lo que saco de las lecturas que consiguen llamar mi atención entre las decenas de novedades semanales, o los que descubro por recomendación de los clientes. En ese sentido las críticas serán casi siempre positivas: para eso tengo el privilegio del librero, ojearlo todo (o casi todo) y elegir aquello que realmente me dice cosas. Por supuesto son opiniones personales que no pretenden ser dogmáticas, tanto la selección como mis impresiones están abiertas a vuestros comentarios y críticas entendiendo que sólo soy un tipo hablando de lo que le gusta.

Finalmente no fué tan complicado determinar por dónde empezar: cuando aún estaba dándole vueltas al asunto llegaron frescos (porque los comics salen muy fríos de las cajas) varios ejemplares de una obra que esperaba con especial interés. Y no se me ocurre mejor forma de aprovechar la oportunidad que me brinda Ruta 42 que inaugurar esta sección con lo último de Jason.

La Pausa

¿Cuánto podemos decir de un cómic observando solamente las cubiertas interiores? Poco, si no conocemos el contenido, o a su autor. Pero este autor (John Arne Sæterøy, Molde, Noruega, 1965), a lo largo de sus dieciséis obras (de las cuales once han sido publicadas en España, siempre por Astiberri) ha ido definiendo un estilo tan personal que resulta inconfundible. En el reverso de la portada vemos la imagen de un coche que vuela tras atravesar una valla, en el instante antes de precipitarse por un barranco. En el interior de la contraportada se repite el dibujo en el instante siguiente, ni rastro del coche que probablemente da vueltas de campana montaña abajo. Sólo se nos muestra la valla rota.

El tiempo se ha suspendido en ese plano de la valla destruida: la pausa, la resolución implacable y demoledora del conflicto dejada en una elipsis eterna. Esas dos viñetas, que corresponden al final de una de las seis historias que componen Athos en América, resumen a la perfección el tono de Jason y su capacidad para extraer la poesía del desencanto, de los momentos límite que afectan de forma definitiva las vidas de unos personajes casi siempre inexpresivos pero cargados de intención y de trasfondos sorprendentes, escondidos tras su característico dibujo sencillo, pero encantador, de animales antropomórficos con ecos de Jim Woodring y del cartoon clásico.

Historias mínimas

Jason narra sus historias centrando su atención en escenas de la vida cotidiana, manteniendo un ritmo estricto de cuatro viñetas por página y con el magnífico color de su colaborador habitual, Hubert, que con la misma sutileza que acompaña a todos los trabajos de Jason, consigue dotar de expresividad y ambiente los fondos planos de los escenarios casi siempre urbanos, casi siempre interiores; habitaciones y oficinas donde no hay un elemento más de los estrictamente necesarios para situar la acción.

La concepción minimalista de Jason no es un mero capricho estético. Como declara en una entrevista para el especial Jason conquers América, lanzado en noviembre de 2011 por su editor estadounidense, Fantagraphics, con motivo del décimo aniversario de su primera publicación en ese país, los cómics que prefiero son aquellos en los que recibes una impresión de la personalidad del autor, de que sólo él podría haber realizado esa historia. Sus referentes provienen del cine y la literatura: la clara influencia del cine mudo y de los directores – autores Aki Kaurismaki o Jim  Jarmusch se combina con la de Ernest Hemingway o la primera época del Tintín de Hergé , y se ven reflejados en toda su obra. El propio Hemingway aparece en No me dejes nunca (Astiberri, 2008), como un dibujante de cómics que urde un plan para atracar un banco en París junto a sus colegas historietistas,  James Joyce, Ezra Pound y F. Scott Fitzgerald.

Las situaciones cronológicamente descontextualizadas son una seña de identidad en la obra de Jason.

La primera historia, El Caballo que Ríe, es una presentación perfecta del resto de la obra, recreándose en escenas cotidianas que encubren una verdad oscura y un suspense que se resuelve sólo en la imaginación del lector. La segunda, Un gato venido del cielo, se muestra como la más personal y a la vez menos hermética de todas. Protagonizada por el mismo Jason, “célebre dibujante de tebeos” como se autodenomina en varios momentos de la historia, el autor se muestra como un tipo miserable, malhumorado, agresivo y alcohólico, con una crisis afectiva cíclica que le lleva de nuevo al punto de partida: el cómic como medio para autorretratarse de forma sincera e incluso despiadada, al amparo de la ficción gráfica. En la tercera historia, El cerebro que no quería a Virgina Woolf, Jason homenajea un film perdido en los catálogos de la ciencia ficción americana de serie Z, The brain that wouldn’t die, fusionando su delirante argumento con el desgarro del desamor cargado de cruel reproche de ¿Quién teme a Virgina Woolf?, la ya clásica obra teatral de Edward Albee. Redactando estas líneas produce cierto placer descubrir que ambas referencias cruzadas ya tenían algo en común:  ambas se estrenaron en 1962.

El Silencio

La cuarta historia lleva por título Tom Waits en la Luna. Aunque ninguno de los cuatro personajes, cuyas historias personales se van intercalando, representa al grandioso cantante californiano, existe en su monólogo interior y en la sorprendente forma en la que estos  finalmente cruzan sus destinos algo que sin duda evoca el tono de sus canciones. El globo de pensamiento cobra importancia, mientras los personajes hacen frente a sus obsesiones: el vacío vital que produce la pérdida, las oportunidades perdidas, la falta de amor o la consumación del desamor.

El cambio de registro en la quinta historia, Adiós, Mary Ann, se aprecia al instante en la paleta de colores de Hubert, exclusivamente ocres, y una ambientación en la que priman los exteriores. Con un tono de cine negro y road movie al estilo Bonnie and Clyde o Al final de la escapada, se trata de la historia más lineal y de argumento más convencional del conjunto. Esto, que en otros casos podría ser un punto negativo, aquí se traduce en una deliciosa pieza de género con todos sus ingredientes (huída, rehén, gangster despiadado y mujer fatal incluidos).

Portada de la edición española

La obra se cierra con la historia que da título al cómic, Athos en América. El protagonista de El último mosquetero (Astiberri, 2008)  reaparece en una historia ambientada años antes, cuando Athos está a punto de dejar América tras su fallida experiencia en Hollywood y un fugaz romance con la estrella del cine mudo Louise Brooks. Una charla entre Athos y el camarero de un solitario bar nocturno nos revela la increíble historia de uno de los personajes más celebrados de Jason, un héroe romántico y nostálgico. El final de la historia queda en silencio, un instante atrapado en dos realidades distantes, Nueva York y Paris, la noche y el día, el mosquetero que sueña y el que se ha rendido. Jason nos muestra las fotos fijas de lo inmutable, al igual que la valla atravesada por el coche, los lugares en los que dejamos una huella que se perderá, de un modo u otro.

Sobre la edición de Astiberri solo podemos hablar de la buena calidad del papel, la impresión y la encuadernación, con una maquetación limpia en la que destaca la afilada rotulación de Alba Diethelm.

Preguntado en Jason conquers America acerca de su éxito en Estados Unidos, donde ya ha obtenido un premio Harvey y dos Eisner, el autor contesta Todavía pienso que todo terminará un día.