Lecturas desde La Parada (5); Wimbledon Green, una historia nacida del cuaderno del dibujante Seth

Publicado el 21 febrero 2012 por Ruta42 @ruta42

Esta semana leemos Wimbledon Green, publicado recientemente por la editorial Sins Entido. Estamos de enhorabuena, ya que si bien han pasado ocho años desde que la editorial canadiense Drawn & Quaterly publicara esta novela gráfica, hasta el momento seguía inédita en España. La espera ha merecido la pena, con una edición de gran calidad que no desmerece para nada a la original. Con su pequeño formato y su portada verde con relieves dorados y  cantos redondeados destaca en la estantería para convertirse en un objeto de deseo. En la franja inferior leemos Una historia nacida del cuaderno del dibujante “Seth”. Y entonces no nos queda duda de que lo vamos a querer. Más información, a un click.

Primera página de Wimbledon Green, Sins Entido, 2012.

¿Quién es Wimbledon Green?

Todo indica que Wimbledon Green decía ser el mayor coleccionista de tebeos del mundo.  Muchos están de acuerdo en que lo era, otros no piensan igual o plantean aspectos oscuros de su figura. Lo que está claro es que Wimbledon Green no dejaba a nadie indiferente. Pero más allá de sus extravagancias y de su increíble talento para seguir el rastro de un comic-book anterior a los años cuarenta  sólo por su aroma, lo cierto es nadie sabe quién era, en realidad, Wimbledon Green.

Los distintos personajes que conocieron o dicen haber conocido a Green nos aportan detalles aparentemente insignificantes y detalladas leyendas maliciosamente deformadas

Ese es planteamiento inicial de esta novela gráfica, un divertido puzzle que vamos a tener que resolver recorriendo los testimonios directos de admiradores y rivales. A través de pequeños fragmentos y anécdotas de distinto valor y objetividad vamos reconstruyendo la identidad de un personaje carismático y encantador, misterioso y en ocasiones siniestro. Descubrimos también un mundo en el que los coleccionistas de cómics son buscadores de tesoros que compiten entre sí en trepidantes cacerías a mitad de camino entre El Halcón Maltés (John Houston, 1941) y La Carrera del Siglo (Blake Edwards, 1965). El dibujo de Seth se simplifica por su carácter original de boceto y por su búsqueda de una estética clásica, nostálgica, llena de encanto para los que nos hemos alimentado desde siempre con más cómics de Bruguera que de Marvel. Construye su estilo jugando con los elementos básicos, el blanco y negro complementado por una amplia gama de grises y ocres que le bastan para cargar de expresividad 125 páginas de diseño aparentemente simple.

A medida que la historia avanza, las revelaciones sobre la figura de Wimbledon Green nos conducen a otras preguntas.

El formato de la narración cambia cuando llegamos a The Green Ghost, una divertida historia de aventuras en la que podemos ver el punto de vista del propio Wimbledon por primera vez, en una carrera tras un mítico comic-book frente a sus más enconados rivales coleccionistas que le exigirá el despliegue de todos sus recursos. Estos incluyen un autogiro pilotado por el Sr. Dozo (un fiel y estoico ayudante hindú), un anticuado vehículo conducido por su eficaz asistente y chófer, la señorita Flatiron, un ilimitado presupuesto de dudosa procedencia o una base de operaciones conocida como El Palacio del Papel Impreso.

Green y sus rivales removerán cielo y tierra por conseguir un legendario ejemplar

Alternando entre capítulos largos y tiras, conoceremos las joyas de su colección de cómics a través de pequeños fragmentos de su catálogo, mientras descubrimos su sensibilidad en hermosos monólogos que, ya sean sinceros o impostados, alejan todo rastro de banalidad en la delirante forma de vivir de Green, y de paso en la obra en sí, que en realidad es un brillante y sincero ejercicio de catarsis a través del arte, llevado a cabo con sencillez y maestría. Su extraña combinación de frescura y profundidad desmiente las humildes palabras con las que el propio autor lo presenta en el prólogo, disculpándose y confesando con cierto rubor todas las influencias y referencias que ha manejado. Por otro lado, su cara más oscura se retrata de forma despiadada en el personaje más negativo de toda la galería de encantadoras rarezas que desfila ante nuestros ojos.

Un experimento afortunado

Esta es una historia que surgió como un experimento en un cuaderno personal del artista Seth (Gregory Gallant, 1962, Ontario, Canadá), inspirado por los trabajos de sus amigos Daniel Clowes y Chris Ware. Un juego de metacómic en el que la narración se desarrolla por medio de pequeñas tiras o capítulos breves, con un estilo propio de los clásicos de los años 20 y 30, a través de las cuales se nos cuenta una historia con distintos puntos de vista (e incluso diferentes estilos). Esta corriente del cómic que quiere parecerse precisamente al cómic es una apuesta sincera por una experimentalidad perdida a lo largo de las últimas décadas en favor de las necesidades comerciales de la industria. Trabajos como Ice Haven, Wilson, The Death Ray, Jimmy Corrigan y otras historietas del Acme Novelity Library han expandido los límites autoimpuestos del medio, mientras sus autores redescubrían y colocaban en su merecido lugar de honor a muchas figuras borradas injustamente de la memoria de la historieta.

Alternando entre capítulos largos y tiras vamos conociendo las joyas del catálogo de Wimbledon Green, homenajes al cómic clásico

Seth, cuyas tendencias a lo nostálgico quedan manifiestas en su interesante biografía y en su anacrónico estilo de vida, encontró en este juego su verdadera voz. Pronto se vio atrapado en el experimento Empecé sin saber gran cosa de hacia dónde iba la historia. Inventaba las páginas a medida que las dibujaba. Hasta que llegué a la mitad no vi la estructura que tenía la historia que había estado construyendo de forma inconsciente a partir de los viejos comic-books que leí de niño. Pero eso no tiene importancia. Se suponía que la cosa debía ser divertida y punto, confiesa en el prólogo.

La capacidad de Seth para jugar con los elementos mínimos permite encontrar un brillo inusitado a partir de una construcción aparentemente simple

En menos de seis meses, a pesar de estar comprometido con otros trabajos, había llegado al final de la historia: Pasé gran parte de mi niñez dibujando una página tras otra de diletantes cómics de superhéroes y de terror. Wimbledon Green es un claro intento de recuperar ese placer infantil. Un esfuerzo físico bastante duro para volver a conectar con mis recuerdos de mi madre. Tampoco es que eso deba importarle al lector de este libro. Sigue siendo una broma a costa de los coleccionistas de tebeos.

Tras la apariencia simple de la historia y del acabado artístico se esconden momentos de belleza arrebatadora

¿Quién es Seth?

El telón de fondo, el chiste de personajes de cómic locos por los cómics que viven una vida de cómic, no debe engañarnos con una falsa sensación de completa irrealidad. Existe un submundo del coleccionismo lleno de personajes pintorescos que por nostalgia o por especulación llegan a manejar astronómicas cifras a la caza de originales o ejemplares “nuevos” de la Edad Dorada del cómic americano. El propio Seth vive desde hace años dentro de su propio mundo de cómic, nacido en su primera obra, Palokaville. En un fascinante reportaje para la web Toronto Life descubrimos como el joven Gregory Gallant se convirtió en Seth, nostálgico y solitario coleccionista, fanático y teórico de los cómics, artista de tono autobiográfico en la línea de sus compatriotas Chester Brown o Joe Matt, que llama la atención por algo más que por lo extravagante de su desfasada indumentaria estilo años 30. Su particular sensibilidad y su gusto por el minimalismo retro le han llevado hasta el prestigioso semanario The New Yorker, para el que ha realizado varias portadas y cómics.

Sus historias están repletas de lirismo, e impregnadas de una personalidad compleja de la que no reniega en su nota autobiográfica.

Seth (seudónimo de Gregory Gallant). Nacido en 1962. Casado. Viñetista, ilustrador, diseñador de libros, coleccionista, miniaturista, melancólico, narcisista, tecnófobo, sentimentaloide, troglodita, alarmista, balbuciente, blandengue, natural de Guelph y amante de los gatos.

Wimbledon Green nos deja con ganas de releer, de volver a saborear su historia, sus dibujos, de extraerle todo el jugo que nos puede dar una de las obras más apasionantes del gran autor canadiense, encandilados por su elegante sencillez y, a la vez, por su sincera profundidad.

Me digo a mi mismo ¿Nunca puedes callarte, verdad? Siempre estoy luchando conmigo mismo, buscando atención y avergonzándome de tenerla, al mismo tiempo. Es el dilema del artista: haces las cosas supuestamente para tí, pero también estás esperando siempre ser amado por otros

- Seth

Raúl A. Astruga

Mercader de historietas en La Parada de los Cómics y miembro de la Asociación Cultural El Planeta de los Cómics.