Lecturas para la vida

Publicado el 04 enero 2014 por Soniavaliente @soniavaliente_

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Hace poco, una amiga le pidió que le recomendara un par de libros para estas vacaciones. Y como no podría quedarse con uno solo comenzó a ponerlos por orden para priorizar. Ella y su manía de hacer listas. Para todo. Le salieron 25. Ni uno más, ni uno menos. Libros imprescindibles. Para ella, al menos. No, no teman. No figuraba el Quijote ni la Odisea. Que podría. Tampoco libros de poesía. Como en los regalos, cuando se recomienda un libro, se ha de pensar en los gustos del destinatario.

Sin embargo, al repasarlos se dio cuenta que, salvo unos pocos, eran libros muy graves. Siniestros, trágicos. Que no abrían una ventana a la esperanza y que mostraban lo peor del ser humano. 1984, Un mundo feliz, Lolita, Ensayo sobre la ceguera, El resplandor, El señor de las moscas, La Carretera, El proceso, Tokio Blues, Castillos de Cartón, La ridícula idea de no volver a verte, El animal moribundo… Y así. Libros distópicos. Algunos clásicos, muchos best sellers. Otros, directamente malos. Históricos. Hiperbólicos. Maniqueos. Pero con el denominador común que le habían hecho pensar en algún momento de su vida. Le habían hecho pensar, crecer. Con todo, la mayoría de esa lista eran libros de bajón, de auténtico mal rollo. Lo mismo pasaba con sus películas de culto.

Y tuvo que pensar muy mucho para poder recomendar libros o films luminosos para encarar el nuevo año que bastante tenemos con lo que tenemos. Entonces, en su lista incluyó El mundo amarillo y El Principito. En cuanto a películas de esas que dejan un buen sabor de cosa, la cosa también comenzaba  a flojear.  Si no lo han hecho ya es imperioso que vean Searching for Sugar Man, Óscar al mejor documental de 2013 o cómo la música puede ser la banda original de la libertad.

Para desengrasar, enamórense de la vida y de las hilarantes situaciones de la serie Cómo conocí a vuestra madre. Por último, La vida secreta de Walter Mitti, que aún está en cartelera. Que le ha enseñado que los sueños están para vivirlos y que el lema de la revista Life es un mantra que grabar a fuego.

“Para ver el mundo, para ver los peligros llegar, para ver detrás de las paredes, para acercarse, para encontrarse el uno al otro y sentir. Ése es el propósito de la vida”. Pues eso.