[Ricardo Portmán] @ecosdelvinilo
¿Era necesaria una reedición de este monumento sonoro? Si y no. El quinto elepé de Led Zepelin representó la cima, la obra maestra, el final del camino ascendente surgido de las cenizas de los Yardbirds. La potencia, el exotismo, el sonido proto/funky, nada falta en un Physical Graffiti enorme, donde cada vértice de la banda ocupa el lugar exacto y saca a relucir sus artes con maestría.
El binomio Page-Plant volvió a viajar (en este caso en coche) en busca de sonidos y texturas, tal como lo hicieron a la Gales rural en los días previos al tercer disco. La pareja viajó a la India y Marruecos, de donde surgió la inspiración para la gloriosa Kashmir (originalmente titulada Driving to Kasmir) y la mántrica In My Time Of Dying. Un hecho llamativo era el estado de la cuerdas vocales de Robert Plant, llegando a hablarse de una posible operación. Lo cierto es que las pistas vocales se mantuvieron semi enterradas tras los muros de guitarras de Jimmy Page. John Bonham aportó las baterías más atronadoras de toda la discografía zeppeliana. John Paul Jones por su parte se enfocó más en los teclados que en el bajo. Este cambio en el enfoque de sus aportes ya venía tomando fuerza desde el disco Houses Of The Holy.Este relanzamiento aporta poco de novedoso en el apartado de los extras. Mezclas primerizas de algunos cortes, versiones sin pulir. Todo tiene cierto interés, especialmente para los completistas, pero el material original sigue en las alturas sin inmutarse. Con o sin bonus tracks Physical Graffiti siempre es bienvenido, para recordarnos lo que es un DISCO en mayúsculas.