#leemosQuijote: capítulo 1

Publicado el 13 enero 2014 por Lidiacasado
   Como yo hago el resumen semanal el domingo, no me cuadra muy bien incluir en ningún sitio el comentario sobre cada capítulo que vayamos leyendo dentro de la iniciativa de Laky, así que haré una entrada individual, aunque sea cortita.   Así que comencemos a comentar el primer capítulo de la primera parte de Don Quijote de la Mancha.   Al margen del archiconocido comienzo de la obra (¿quién no se lo sabe de memoria?) y de la ambigüedad consciente respecto a ese lugar de la Mancha que no quiere recordar, lo que más me llama la atención es el detallismo, la cantidad de datos que Cervantes aporta en pocas líneas, capaces de caracterizar al personaje de manera magistral. Hoy nos hacemos una idea rápidamente de cómo era física y psicológicamente, pero en la época, esa descripción de costumbres y personalidad decía aún mucho más sobre cómo era o cómo es don Quijote.    Por cierto que, hablando del nombre, una de las cosas que más me llama la atención de toda la obra es la ambigüedad respecto a los nombres. Me choca que un autor tan detallista, que nos ha dado tantos datos sobre el hidalgo no sepa o no quiera saber o no sea capaz de recordar el nombre del protagonista. Puede que aquí sea de manera consciente (el propio narrador dice que no importa el nombre) pero a lo largo de la obra son varias las ocasiones en las que nombra a un mismo personaje con distintos antropónimos, como ocurre con la mujer de Sancho Panza. Pero bueno, de eso ya hablaremos cuando toque...   Otro aspecto que me ha resultado curioso es que, en el momento en el que habla de los libros de caballerías, el narrador nos cuenta cómo don Quijote ha sentido el deseo de "tomar la pluma, y dalle fin" a las aventuras de don Belianís, uno de sus libros favoritos. En nota al pie, Martín de Riquer explica que Don Belianís de Grecia tiene cuatro libros y que en su última entrega "el autor pide a quien encuentre el original griego del sabio Fristón -que finge traducir- que lo continúe", de ahí que don Quijote barajase la posibilidad de continuar esta "disparatada" (según Riquer) obra. Lo curioso, para mí, es que la propia obra cervantina sufrió algo parecido: Cervantes publicó este primer libro en 1605 y no fue hasta diez años después cuando terminó el segundo. Y si se editó entonces fue porque al autor le urgía publicar su propio final de la historia después de que, en 1614, Alonso Fernández de Avellaneda (pseudónimo bajo el que aún no está claro quién se escondía) publicara una segunda parte del Quijote. O sea que, alguien continuó las aventuras de don Quijote, justo lo que el personaje se plantea hacer respecto a don Belianís en este primer capítulo.   ¿Y qué decir del maravilloso pasaje en el que Cervantes describe la locura lectora de don Quijote? ¿Quién no se ha sentido identificado con esa fiebre que nos dan algunos libros, con esa urgencia por llegar al final y descubrir qué ocurre con esos protagonistas a los que adoramos, con esa auténtica necesidad por seguir leyendo? Yo, desde luego, sí he sentido ese tipo de locura. De hecho, esa locura es sobre la que siempre me ha advertido mi padre: por ella me prohibía leer durante el curso y por ella no leí el Quijote hasta hace cuatro años. ¿Y si leía el Quijote y me volvía loca, como me decía mi padre? Así que hasta que no me presenté a las oposiciones para ser profesora de Lengua y Literatura y me di cuenta de que sería una auténtica impostora si pretendía enseñar a alguien literatura sin haber leído el Quijote no me atreví a embarcarme en su lectura. Y no, no me volví más loca de lo que estaba hasta ese momento.   Me encanta esa parte en la que la locura salta por los aires y don Quijote empieza a preparar sus aperos de caballero. Es como un niño organizado su juego, con toda su inocencia y su creatividad.    Y otra cosa que me fascina de Cervantes es su capacidad para inventar nombres: el gigante Caraculiambro, la ínsula de Malindrania... Es que solo con esos nombres te imaginas un mundo fantástico sin necesidad de más descripción. Simplemente magistral.   Quería finalizar hablando de la edición que estoy leyendo. En casa tengo varias ediciones. Esta es la que me acompaña desde que era una niña y la que espero que Lucía y yo leamos muy prontito.
 Además, tengo esta, que fue la que comercializó la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha con motivo del IV Centenario de la primera parte por tan solo un euro. La edición es un poco reguleras y la letra... complicada de leer, pero bueno, me parece una buena iniciativa para que todo el mundo tengo un Quijote en su casa. Aunque leerlo ya sea otra cosa.   Esta es una de mis favoritas: la compré dentro de la colección Historia de la Literatura Universal de RBA. Me parece una buena edición, por dentro y por fuera, y cuenta, además, con las ilustraciones de Pilar Coomonte.  
 Y por fin llegamos a la edición que estoy leyendo que, si te soy sincera, no recuerdo de dónde la saqué. Pone "Biblioteca La voz de Galicia", así que supongo que la conseguiría en el periódico en el que trabajaba. Me gusta mucho porque me parece que tiene un tamaño aceptable, de libro y de letra, pero, sobre todo, porque la introducción y las notas son de Martín de Riquer, uno de los mayores expertos sobre El Quijote. Sus aportaciones enriquecen el libro, contextualizan algunos aspectos y hacen que te fijes en puntos de la obra que, a lo mejor, de otro modo no valorarías. Un genio comentando a otro genio: no hay mejor lectura posible.
   Nos seguimos leyendo.
1 / 52 capítulos. ¡2% conseguido!