Leer en momentos de estrés

Publicado el 15 agosto 2017 por Carmelo Carmelo Beltrán Martínez @CarBel1994
Leer, para mí, ha sido desde hace mucho tiempo una vía de escape, unos segundos de calma de la velocidad vertiginosa que lleva la vida, del ritmo incesante de trabajos, universidades, estudios y problemas personales. Ha sido un mundo al que huir despavorido y encontrarse tranquilo durante unos minutos u horas.

Leer en momentos de estrés


Versión en vídeo en El Rincón de las Páginas


 


Leer, estrés y estudiar


Sin embargo, durante mis años como estudiante he escuchado muchísimas veces cosas como: «yo solo leo en verano porque durante el curso, después de estudiar tantas hojas, no me apetece». Y, por supuesto, que cada cual se relaje de estudiar como quiera, faltaría más, pero dicha afirmación no deja de sorprenderme, ya que para mí leer y estudiar, pese a realizarse ambas con la mirada y los ojos, me parecen cosas totalmente distintas.
Ya os he contado que comencé a leer de forma más asidua durante el año que cursaba primero de bachillerato. En él descubrí qué mundos se escondían entre simples páginas y comencé a usarlos cuando me agobiaba con las clases. Recuerdo estar estudiando para exámenes de biología y cada dos o tres temas regalarme un capítulo del libro que traía entre manos. Es más, me acuerdo que, incluso, cuando nos mandaban una lectura obligatoria yo la leía lo más rápido posible para poder volver con la que tanto me gustaba cuanto antes.
Esta costumbre de regalarme capítulos sigue conmigo en la actualidad. Claro, ahora los temarios son diez o quince veces más grandes y la carga de trabajo no acaba nunca, pero sigo leyendo páginas entre asignaturas como medio de purificación de la mente. Es una de esas pequeñas cosas que me permite gestionar tantas cosas como quiero hacer en mi día a día y no morir en el intento. Es oxígeno en los momentos de ahogo.
Además, yo lo comparo con la situación en la que tenemos agujetas por haber hecho más ejercicio que al que estamos acostumbrados. Lo mejor que podemos hacer ante dicha sitiada es hacer deporte de nuevo, pero de una forma mucho más tranquila. Aquí igual. Si estás agotado del gran esfuerzo mental que supone estudiar, prueba a ejercitar la mente de una manera mucho más suave: leyendo una historia que te tenga atrapado.
Esto es simplemente un vídeo de reflexión. El otro día me volvieron a decir lo mismo, a preguntarme que cómo leía tanto cuando teníamos que estudiar una barbaridad, y me puse a pensar, a reflexionar, y esto ha sido la conclusión. Sabéis que hablarle a la cámara me relaja.
Por supuesto, este plan no es infalible. Si os contara las veces que me he quedado leyendo más de lo que tenía previsto porque la historia era muy interesante...
Carmelo Beltrán
@CarBel1994