Está comprobado que en numerosas ocasiones, muchas personas leen y no se enteran ni de la mitad de las cosas. Pasar paginas no sirve de nada si no se entiende el mensaje que el autor quiere transmitir con sus palabras.
Para comenzar una buena lectura es imprescindible tener un libro. Empieza por elegir un libro que te guste y te llame la atención desde su portada hasta sus colores o incluso el olor de sus páginas. No te dejes llevar por las recomendaciones si crees que no te va a gustar, no comiences su lectura. Una vez elegido el libro, el fin es enterarte de lo que cuenta por eso debes leer a un ritmo relajado. Leer rápido es sinónimo de una lectura superficial en la que apenas vas a captar los conceptos. Además, debes evitar cualquier distracción y estar concentrado en la lectura.
Tienes que tener la sensación de que abandonas tu mundo para adentrarte en el del libro. Por este motivo, evitar leer mientras cocinas, ves la televisión o hablas con otra persona. Ponte a leer cuando sepas que no vas a ser interrumpido.
Uno de los mayores errores que cometemos es que cuando no entendemos algo lo dejamos pasar y pensamos ‘’ya lo entenderé por el contexto’’. Lo ideal es que cuando leas un párrafo o una página, y no lo entiendas, vuelvas a leerlo hasta que las ideas te queden lo suficientemente claras. El fin de leer un libro, además de entretenernos, es aprender. Desde estructuras sintácticas, ampliar vocabulario, descubrir diferentes maneras de contar las cosas, hasta identificarse con los personajes o incluso con el autor y poder así actuar en la vida según lo aprendido en la lectura.