Leer para no pensar(te)

Publicado el 16 enero 2014 por Isabel Isabelquintin
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Las páginas de los libros viejos y es peculiar olor que impregna el ambiente cada vez que los abro, me llevan a lugares que no creo llegar a conocer jamás. He dejado de lado las historias de fantasía e irrealidad,
con seres mitológicos y extraños y me he mudado a los rincones olvidados de mi librero. Encontré las novelas mas antiguas y las que leí cuando estuve en el colegio. Volví a enamorarme de la pulcritud de Emily Brontë en Cumbres borrascosas. Rescaté a Crimen y Castigo de un ataque de polillas. Posé mis ojos en la Divina Comedia como una medida de prevención al orgullo. También le dí una vista rápida a El coronel no tiene quien le escriba, para recordar la belleza y exactitud de García Márquez y rematé con Isabel Allende con "La casa de los espíritus".
Demasiado realismo y crudeza para no despegar los pies del piso.

Unas cuantas semanas despertando tarde, devorando libros y sus historias y sacando conclusiones tratando de llenar la cabeza de otras imágenes que no sean las mías. Llenando mis paredes de crudas historias y masacrando mi soledad al acabar con sus ilusiones.

Leer es la única forma que tengo (por ahora) para no pensar(te) para no soñar(te) para no sentir(te). Y aunque no resulta tan efectivo como quisiera, a veces me ayuda mucho Y cuando en verdad no sirve, pues escribo. No salgo de las letras, no puedo dejarlas. Es el vicio de mis días y noches.

Es mil veces mejor que la almohada y su absurdo silencio.

Ya en pocos días acabará este suplicio, el de despertar y tener todo el día libre, todo el día para pensar(te) para soñar(te) y así...

Que difícil es vivir con la mente llena y el tiempo vacío. Los días se hacen eternos y la monotonía me apresa.

Y entonces leo, leo, leo y leo. Me lleno la cabeza de historias crueles para no tener opción de imaginar lo que no debo.

Esta abstención de pensamientos es más difícil que una dieta y en vez de adelgazar el cuerpo, pues se me adelgaza el alma; mi alma que se alimenta de sueños y deseos porque de realidades... muy poco.
Además de todo, los momentos vividos se hacen recuerdos y los anhelos se convierten en metas a lograr.

Un poco de irrealidad no hace mal, lo sé, pero en un corazón libre. Un corazón comprometido sufre de anhelitis aguda.

Y sonríe como cadáver...

Amar es como tatuarse: sólo los valientes se atreven.

Los libros reciben las lágrimas y las mezclan con sus historias.

Leer es de provecho para evitar la ingenuidad y el deseo desmedido.

Yo leo para no pensar(te) y evito pensar(te) para poder leer.

Y espero que no acabe el drama. No quiero volver a la sección de romance del librero.


¡Gracias por tu tiempo!