Leer un álbum ilustrado

Publicado el 01 marzo 2013 por Rusta @RustaDevoradora
No es ningún secreto que desde hace algo más de un año me he aficionado a los álbumes ilustrados. En apenas un mes he reseñado dos álbumes, Abuelas de la A a la Z y Ensueños, además de un libro en apariencia convencional en el que las imágenes son muy importantes, Maravillas. Disto mucho de ser una experta en la materia, sé que me quedan muchos ilustradores por descubrir y probablemente dentro de un tiempo podré hablar del tema con más conocimiento. En cualquier caso, me gusta el arte en todas sus facetas -incluido el dibujo- y considero que este tipo de obras son (cuando están bien hechas) una delicia para el lector que tiene sensibilidad para apreciarlas. Mi fascinación por los álbumes es lo que me llevó a plantear esta pregunta en la encuesta del mes de febrero: ¿Te gustan los álbumes ilustrados? Sí, mucho.............................. 77 votos (46%) Sí, pero solo para regalar............. 17 votos (10%) No, no me interesan.................. 72 votos (43%) Total de votos: 166 Esta vez los resultados han estado bastante reñidos. Por un lado, me alegra que los que disfrutamos de estas obras no seamos una minoría (hablando del total de votantes, claro, no de la realidad del mercado); tengo la sensación de que cada vez somos más los adultos que estamos abiertos a otros medios de narración y apreciamos el contenido de los álbumes, tanto lo poético de sus textos como las distintas formas de expresividad de las imágenes. Por otra parte, para justificar el elevado número de votos que no siente interés por los álbumes, me dencanto sobre todo por los siguientes motivos:
  • Se siguen asociando las ilustraciones al público infantil. Esto es casi un mal endémico, nos falta cultura de la ilustración, tenemos que abandonar los prejuicios y aprender a mirar las imágenes igual que se aprende a leer un texto. Es una pena que un ilustrador como Shaun Tan, por ejemplo, claramente alejado del tono para niños (echad un vistazo a su trabajo), no sea más conocido en España. Pero incluso aunque un álbum sea apto para los más pequeños eso no excluye que lo podamos leer los adultos; hay que romper esa barrera del "A partir de X años". De todo esto y más reflexiona Jorge (librero entendido en el tema) en su blog.
  • Se tiende a comparar un álbum ilustrado con una novela en términos de extensión y precio. Cuando hablo de un álbum es frecuente que algunos lectores digan que les parece bonito, pero que no lo comprarían porque por ese precio (la mayoría rondan los 20 €) prefieren comprarse una novela que les va a durar más tiempo. Entiendo que si se busca entretenimiento y se dispone del dinero justo, la novela es mejor opción; no obstante, considero erróneo medirlos con la misma vara: el álbum se termina antes si se lee del tirón, pero hay que tener presente que es un libro para releer, para abrirlo por una página al azar y volver a mirar una ilustración, por no hablar de sus dimensiones y de la calidad del papel. Los álbumes se deben comparar con los álbumes, no con un artículo tan diferente como una novela.
  • Falta tradición del álbum ilustrado y los medios de comunicación apenas le prestan atención, en gran medida como consecuencia del primer punto. Todos somos capaces de enumerar a unos cuantos novelistas clásicos; sin embargo, si nos ponemos a hablar de las artes visuales casi nadie iría más allá de los grandes pintores de cuadros. Las clases de dibujo del colegio se ven como un pasatiempo; nada que ver con el tratamiento de la literatura y la comprensión lectora. Por otro lado, cuando se publica un álbum, este puede aspirar a conseguir una colocación de lujo en las librerías en épocas de regalos, pero nunca, ni siquiera cuando lo publica un gran grupo editorial, se le da la misma publicidad que a una novela. Las editoriales especializadas en álbum ilustrado solo son conocidas por los amantes del género, no por el público general. Si quienes pueden pueden preparar a los lectores potenciales (escuela, universidad, prensa) para que aprendan a mirar una imagen no lo hacen, o no con la suficiente efectividad, lo tenemos crudo.
Quiero creer que el problema no es un menosprecio del dibujo en sí frente a la escritura, puesto que cada actividad tiene su propia dificultad y, de nuevo, no se debe comparar el trabajo de un ilustrador con el de un escritor, sino con el de sus iguales. Para ser conscientes del valor de una imagen para transmitir emociones no hace falta ir muy lejos: las cubiertas de las novelas son un condicionante importante a la hora de que un libro llame la atención o no, y se podrían poner muchos más ejemplos (publicidad, cine...).
Con esta entrada no pretendo convencer a nadie para que se aficione a los álbumes ilustrados (ante todo, cada uno tiene la libertad de elegir lo que quiere y lo que no), pero sí que me propongo exponer las razones por las que se deben superar algunos prejuicios e intentar que deje de verse como algo menor. Es una pena que esta forma de arte pase desapercibida, porque se puede disfrutar tanto o más que una novela (aunque prefiero decir que como lectores nos aporta sensaciones diferentes a las de una novela). Aprender a leer,mirar y observar un álbum ilustrado nos abre las puertas a otras formas de crear ficción y eso nos enriquece como lectores.
Y a vosotros, ¿os gustan los álbumes ilustrados? ¿Por qué motivos creéis que no atraen a un mayor número de lectores?