Legítima defensa

Publicado el 11 enero 2011 por Romanas
Legítima defensaAnte todo, y como dice mi anónimo comunicante, es preciso que establezcamos una serie de bases, además de ésa que él menciona expresamnte, la tres:1ª) soy un hombre eminentemente transparente porque adoro la verdad y odio la mentira, para mí, quien miente o se esconde tras de un anónimo es un perfecto cobarde, que debería de avergonzarse de sí mismo cada vez que se mira al espejo;2ª) todavía es más despreciable aún si a este carácter huidizo, temeroso, cobarde, une otro que casi siempre se utiliza junto a él, el de matón, el de chulo perdonavidas que, seguramente por eso de que los iguales se juntan siempre con sus iguales, siempre acompaña a todos los habitantes del chat de Saco;3ª) ésta base es simplemente procesal, es un principio indeclinable de casi todos los sistemas procesales del mundo que cuando se acepta un instrumento de prueba de contrario hay que hacerlo con todas las consecuencias, es decir, no sólo teniendo en cuenta lo que a éste perjudica sino también lo que le beneficia;Ayer hablaba yo de estos visitantes que vienen a este blog con el sólo propòsito de atacarme y distinguía entre los que lo hacen utilizando un lenguaje bajo, soez y otros que pretenden elevarse por encima de esta media.De los 2 que lo hicieron ayer, uno no sólo utilizaba un tono aceptable sino que pretendía superarnos en lo que podríamos designar como una simple cuestión técnica: la del lenguaje.Es más, creo sinceramente que ese prurito de poner de manifiesto mis imprecisiones en el uso del lenguaje fue realmente lo que motivó su intervención, que él mismo aseguró que no es frecuente, ya que no le gusta, dice, andar pocilgueando por estos blogs.El lenguaje que utilizamos es frecuentemente nuestra tarjeta de visita.A la vista del utilizado por nuestro personaje, a mí se me ofrecían como posibles 3 identidades:1) la repugnante del consabido TT, el mengele canario, uno de los tipos que siempre ha utilizado en mi contra  el hecho, aportado por mí, de haber ejercido, durante casi 40 años de mi vida, mi profesión de abogado-procurador ante los tribunales, españoles y extranjeros; esta gente es tan superficial que ataca a los demás por lo mismo que ellos hacen o han hecho: yo, durante el franquismo, hice lo que todo el mundo no tenía más remedio que hacer, vivir de su profesión, del mismo modo que lo hacía el tal TT, que ejercía de un modo absolutamente prostituido, esa profesión médica que él dice que ejerce, pero, claro, él podía, puede y podrá hacerlo porque como el león de la fábula, se llama precisamente eso, TT, pero lo hice de tal modo que mis compañeros de profesión, por casi unanimidad, me eligieron su Presidente Decano, mediante elección personal, directa y secreta, durante casi 30 años, y mis enemigos naturales, como ahora lo son precisamente los habitantes del chat de Saco, aquéllos ante los cuales exigía diariamente que se cumplieran las leyes, me otorgaban, todos los años, en su comida de Navidad, el que es, par a mí, el mejor de todos los títulos que se me hayan concedido, el premio Limón;Esta identidad, la he rechazado:1º) porque mi antagonista dice que no procede del blog de Saco y yo le doy crédito en este aspecto, porque ningún sáquico se atrevería, dado el temor supersticioso que sienten ante su diosecillo, a negar ésta su detestable condición;Entonces, me restaban otras 2 posibles identidades: la de Fotisménez y la de Silabero.La de Fotisménez la he rechazado también y casi por la misma razón. Este singularísimo poeta no es sólo que sí que interviene en los cotidianos debates del chat de Saco, sino que se ha erigido en la figura culminante de ellos, después, claro, del diosecillo, y lo hace con tanto empeño que, últimamente, ha publicado un libro que recoge todas sus intervenciones allí, que vende al módico precio de 50 euros, creo. Como se sabe, los poetas son seres esencialmente desinteresados.Entonces, sólo me restaba ya un posible individuo al que atribuirle estas 2 intervenciones que se me han dedicado:Este cultísimo anónimo se ha dedicado un par de días a visitarnos espoleado, sin duda, por el reclamo que suponía un campo tan abonado para que se explaye un sedicente catedrático como el rudimentario planteamiento que yo hacía, el otro día, sobre temas tan intrínsecamente filosóficos como el de la libertad y la verdad.Era demasiada tentación para uno de esos tipos que acostumbran a hablar “ex cátedra” ante sus impúberes alumnos, pudiera resistir la tentación de acudir a aquí a deleitarnos con sus magníficos razonamientos.Y a fuer que son buenos, si sólo nos atenemos a la superficie. El problema que tienen todos estos cátedros es que no están demasiado acostumbrados a las controversias, para ellos, hablar, dialogar, sólo es exponer lo que ellos piensan que, por cierto, tampoco es demasiado.Pero, en fin, vayamos al tema:1º) Vistos los antecedentes pseudo literarios, pseudo filosóficos, pseudo académicos, con continuas y sofisticadas referencias a temas tan esotéricos como la existencia de la posibilidad de distintas expresiones de igualdades y desigualdades matemáticas, según el sistema de base que se elija, no cabía la menor duda de que nos hallamos en presencia de un tipo poseedor de una cultura ciertamente crepuscular pero consistente;2º) el tipo en cuestión, que se declara como no enemigo (?) a pesar de su furibundo ataque a una exposición mía perfectamente tolerable desde cualquier punto de vista que no sea rigurosamente ortodoxo, sí que no sólo posee sino que, además, hace clara ostentación de ello, un buen conocimiento de mi peripecia vital pero eso, sí, la expuesta en ese foro tan limitado como es el chat de Saco;3º) decía Buffón que el estilo es el hombre, ¿no, querido profesor?, uno puede esconderse detrás del cobarde anonimato, puede decir, con  verdad, que ni ha hocicado ni va a hacerlo en ninguna de estas pocilgas, la mía, según él, y la de Saco, pero lo que no puede hacer, en modo alguno, es prescindir de lo que es su propia realidad profunda: su específica visión del mundo; para este cultísimo señor yo soy parte del mundo y como a tal me ha dedicado que yo sepa, ya, 3 veces su valiosísima atención, y en las 3 ha empleado para definirme unos calificativos tan restringidos y exclusivos que, “velis nolis”, le han identificado; desde que ando por estos vericuetos de los blogs, sólo 2 eminentes contertulios se han dirigido a mí, que yo recuerde, llamándome al propio tiempo rábula y picapleitos, el 1º de los cuales es de un uso tan restringido que yo sólo lo he podido leer bajo las plumas de Javier Pradera, editorialista de El País, Fotisménez y Silabero, de modo que el círculo de investigación se estrecha considerablemente ya que la persona que buscamos ha de reunir inexcusablemente las siguiente características:A) ha de poseer una de esas culturas que imprimen carácter, o sea una especie de cultura profesional, ha de ser un individuo dedicado a profesar la cultura, con vocación además didáctica, o sea, tendente a enseñar a los demás, sepan o no de lo que se está tratando, es una deformación profesional como cualquier otra;B) pero, además, ha de sentir la tentación selectiva, o sea, él no discute con cualquiera, incluso si el debate se encarniza o prolifera,  tenderá a apartarse, porque no le gusta rozarse mucho con la gente, es un aristócrata de la cultura, en realidad, según dice, vive apartado del mundo, en un refugio casi inaccesible, a más de mil metros de altura, como otros genios del pensamiento, Heidegger, en su cabaña de la Selva Negra, o Wittgestein, en su casita noruega;C) y, por eso, ha de haber andado por lo menos alguna vez por el chat  de Saco, en el que ya han sido discutidas las circunstancias de mi puñetera vida, se adscribe sin ninguna duda a la corriente dirigida por el mengele canario y el difunto smg de que yo he sido todo lo contrario de lo que en realidad fui, un cipayo de la  Administración de justicia, en contra de la opiniòn de todos los que constituían la misma en la ciudad donde resido, cuyos miembros desde el Decano de los jueces hasta el último agente judicial me distinguieron siempre con una aprecio semejante al que disfruto en ca Saco. O sea que bien venido a esta su casa, sr. Silabero.