Leído: El Baile de los Secretos, de Jesús Cañadas

Publicado el 09 octubre 2011 por Sepelaci @Sepelaci

Cuando me pongo con un libro que llevo tiempo esperando a leer, suelo dejar un tiempo para escribir la reseña. Prefiero hacerlo así, porque así lo leído tiene tiempo a aposentarse en mi cabeza y puedo verlo un poco más racionalmente. Y es que, cuando la novela en cuestión es obra de una persona con la que has compartido mesa y mantel en alguna que otra ocasión y horas de chateo, pues hay que ir con cuidado y que no se mezcle una cosa con la otra.
A Jesús Cañadas lo conocí en FantastiCS 2010, y me cayó bien desde el principio. Comentó que tenía una novela lista para su publicación y que estaba ansioso por recibir las opiniones de los lectores. Ahí va, pues, la mía.
Sirva como introducción, que el ejemplar que leí no es el físico, sino la versión en PDF que se vende en la tienda de la editorial AJEC, a un precio que no llega a cuatro euros y que, con el equipo adecuado, hace la experiencia tan intensa como si fuera un libro de papel y tinta.
Y vayamos a lo que interesa, a la novela en sí, y a todo lo que ha provocado en mi.
Para comenzar, he de decir que estamos en una novela que funciona a dos niveles básicos. Por un lado, Se trata de una aventura fantástica, pero que tiene lugar durante una partida a un juego de rol. Es decir, acompañamos a los personajes de la aventura imaginada, en su propio mundo, y abandonamos el salón donde los jugadores están dirigiendo los destinos de sus personajes.
Llegamos a Madressla, escenario donde los intrépidos aventureros se enfrentan a una gran pandemia que está destruyendo la antaño poderosa ciudad y que amenaza con convertirlos a ellos también en seres de las tinieblas.
El Amor es el nombre de esa enfermedad, y todos ellos tienen problemas con ese virus que, en una u otra ocasión, les ha afectado.
Por otra parte, algo ocurre en el salón donde juegan la partida. Se está tejiendo algo alrededor de la vieja historia de amor entre una de las jugadoras y el director de la partida. Los celos aparecen, tanto en la historia imaginada como en la cotidiana. Los terrores se mezclan de un lado al otro y nadie está seguro ya de lo que ocurre.
El colofón lo trae el paso de los personajes reales a la aventura, donde aparecen en mitad de la ficticia Madressla y ayudan a sus personajes a completar su misión.
La confusión que aparece al principio de la novela, se va centrando a medida que avanza la trama. La historia inventada retrata la tensión que va creciendo en el salón, y lo que ocurre allí, en las pausas de la partida, dirige los destinos de los personajes de la misma.
Y todo, bajo la luz de una única vela, un recurso que tiene mucha más importáncia de la que parece en un principio.
Hay que añadir que si el recurso último que utiliza Jesús para cerrar la historia hubiera estado en manos menos capaces, habría saltado a su yugular directamente. Pero no, el camino hasta el desenlace ha sido intenso, confuso al principio pero subyugador a medida que me adentraba en las mentes de unos y otros. El viaje ha sido muy sugerente y muy satisfactorio. La posiblidad que se plantea es sugerente, y aunque sepa que he renegado de ella en otras circunstáncias, es solo eso, una posiblidad.
Para mí, no es la correcta. No puede serlo, porque el camino ha sido intenso, fuerte y perturbador. Esa es mi opción, y por eso, te recomiendo la lectura de una gran novela de aventura terrorífica, y sobre todo, de esas que te dejan huella.
Un saludín