El pasado mes de octubre leí seis libros -más bien cinco y medio ya que uno lo dejé a medias-. Dos de los seis libros leídos eran libros que tenía muchas ganas de leer -los otros también, pero estos más especialmente-, y que se han ido dilatando en el tiempo hasta que me propuse, por fin, leerlos: son "Lolita" y "1984".
"Lolita", de Vladimir Nabakov, me encantó. Cinco de cinco en goodreads. Ya hice reseña en el blog. Me gustó tanto que, tras leer el libro, vi la película -adaptación- de la que tantas buenas críticas había leído.
A finales de mes comencé con "1984", de George Orwell. Más adelante haré reseña. Lo considero un libro verdaderamente revelador: a pesar de que se trate de una novela distópica, creo que hay mucho de realidad en ella, pero no de una manera tan exagerada -ya me extenderé en la reseña-; también estoy pensando verme la adaptación al cine de la película que salió -que casualidad- justo en 1984. Entre estas, durante el mes, leí "Escrito en negro", de Martín Olmos Medina, que es una crónica negra sobre acontecimientos criminales destacables para el autor: sobre todo crímenes pasados controvertidos, que hayan dado de que hablar, o interesantes en cuanto a la forma de actuar de los perpetradores. También está la reseña. Más adelante comencé con "Apocalípsis", de Nicholas Wells. Y digo comencé porque no lo terminé; apenas llegué a la mitad -ni siquiera, ni mucho menos-. Cuando una historia me chirría mucho -en este caso fueron los personajes, muy poco creíbles para mi gusto; y la historia, que no me gustaba el rumbo que cogía- , soy incapaz de seguir leyéndola cómodamente. Caerá reseña -también-. Luego estuve con "La republicana", de Rogelio Martínez Arévalo. Historia situada a principios del siglo veinte que narra los problemas a los que se enfrenta una familia, y un pueblo, por diferencias políticas. Nos encontramos en una España con muchas desigualdades y abusos por parte de los que tiene poder (entiéndase terratenientes -ricos en general- y guardia civiles). Me esperaba bastante más del libro -reseña en breves-. Por último tenemos "Nadie nada nunca", de Juan José Saer, última reseña que he publicado: un libro peculiar, fuera de lo común en cuanto a estilo. Innovador, diría.
No me puedo quejar, en términos generales, de las lecturas que he tenido durante el mes. Nabakov y Orwell han subido mucho el nivel; Juan José Saer le ha puesto el punto diferente; con Nicholas Wells no terminé de cuajar; tanto Martín Olmos como Rogelio Martínez Arévalo se quedan en un término medio -muy justito-.