Leído: Las Puertas de la Percepción de Aldous Huxley

Publicado el 15 diciembre 2015 por Debarbasyboinas @DeBarbasYBoinas

Hoy toca analizar uno de los libros más extraños e interesantes, y la vez de los más desconocidos del autor Aldous Huxley, muy conocido por su novela Un mundo feliz, libro que se ha considerado como un gran anticipo a lo que es nuestra sociedad de hoy en día, una predicción bastante acertada (aunque no al 100%) sobre el futuro, escrita en el año 1932.

Pero el libro que analizamos hoy es un poco distinto a Un mundo feliz, además de ser bastante más desconocido en comparación con esta obra. Se trata de Las Puertas de la Percepción (título original: The Doors of Perception), ensayo de extensión bastante breve, escrito en 1954. Los fans de The Doors saben muy bien de este libro, ya que Jim Morrison y los suyos se inspiraron en este libro para escoger el nombre de este famoso grupo de música.

Nos encontramos ante un ensayo sobre un tema bastante novedoso en la época en la que se escribió: las drogas. Pero más que la temática de las drogas, lo más interesante de este libro es que es un testimonio real de alguien (en este caso, el testimonio del propio autor) que ha estado bajo los efectos de una droga y ha escrito y publicado sobre aquello que vio, hizo y oyó bajo su efecto, algo que es no muy habitual en ensayos no científicos.

Pero no pensemos en Huxley como un drogadicto, sino como un sujeto voluntario de un experimento científico en el que se intentaban averiguar los aspectos que rigen el funcionamiento de las enfermedades mentales en nuestra mente. Se trataba de poder hallar una cura para enfermedades como el Alzheimer, la demencia senil, y, sobre todo, en el libro se destaca como principal objetivo, la lucha contra la esquizofrenia, que Huxley denomina en este libro como “la plaga más característica del siglo XX”.

En este experimento científico, realizado en 1953 y liderado por el doctor Humphrey Osmond, se creía que las drogas y sus efectos en la mente, tenían mecanismos de funcionamiento similares a los producidos en la mayor parte de las enfermedades mentales. Creían que, sabiendo cómo funcionaban las drogas en la mente, se podría saber cómo funcionaban las enfermedades mentales.

La droga que probaron en Huxley fue una de las drogas más suaves que se conocen: la mezcalina. Es una droga que actualmente está en desuso, pero que tuvo su importancia a principios del siglo XX. Es una sustancia alucinógena, que se encuentra principalmente en el cactus denominado peyote (que actualmente se encuentra en peligro de extinción, siendo una de las razones del desuso del consumo de la mezcalina), originario de México, pero que ya se conocía en más zonas de América al menos desde el II milenio a.C., y que muchos pueblos precolombinos usaban en contextos religiosos, sobre todo para comunicarse con sus divinidades.
Huxley, en la primera parte, nos cuenta sobre esto, y sobre cómo se logró aislar, y después sintetizar la mezcalina, de tal manera que se pudiese producir mezcalina sin necesidad de peyote. Además, nos cuenta los objetivos de este experimento, tantos los del doctor Osmond, como los del propio Huxley. Digamos que esa primera parte del libro nos pone en contexto sobre la mezcalina y sobre la situación de la investigación científica en el campo en el que se estaba haciendo este experimento.

Para el experimento, Huxley consumió 0,4 gramos de mezcalina. Y a partir de ahí, Huxley nos cuenta, en la parte media de este libro, todo lo que sintió bajos los efectos de esta sustancia. Como filósofo profesional que él se consideraba, Huxley relaciona algunas de sus lecturas y conocimientos filosóficos con lo que él percibe en cada momento del experimento, con las alucinaciones. Durante todo el experimento, Huxley se encuentra acompañado del doctor Osmond, que le va dando diversas indicaciones. Huxley nos narra lo que ve, oye y siente durante el experimento. No digo más sobre esta parte, ya que es la parte más interesante del libro y no quiero hacer spoiler.

Ya en la parte final, una vez concluido el experimento, Huxley hace una reflexión y una opinión sobre la mezcalina, además de sobre las drogas en general y sus efectos, su consideración en los diferentes ámbitos de la sociedad, las razones de su consumo, posibles soluciones ante su consumo, etc.

En general, es un libro interesante, ya que la temática es bastante original en un ensayo no científico, pues estamos ante un libro más bien de carácter filosófico sobre un experimento científico. La primera y la última parte del libro son las más amenas de leer, ya que las ideas que se apuntan en esas partes del libro son bastante fáciles de seguir. Para mí, la última parte es la que más me gustó, ya que contiene muchas ideas sobre la consideración de las drogas que están muy presentes en la sociedad de hoy en día.

Y sobre la parte media del libro, a pesar de ser la más interesante y la más original del libro, se hace bastante pesada de leer, ya que el autor hace demasiadas divagaciones en algunas partes, e introduce muchos conceptos sobre lecturas como, por ejemplo, el Libro tibetano de los muertos, una de las lecturas favoritas de Huxley. Es un poco difícil comprender lo que se dice en algunas frases del libro si no se tienen conocimientos previos de estas lecturas. Creo que Huxley podría haber contado todo lo que sintió bajo los efectos de la mezcalina sin necesidad de aludir a tantos de esos conceptos, aunque es verdad que esto incrementa mucho el ambiente intelectual que rodea al libro y al propio autor.

En resumen, estamos ante un libro muy original, sobre un tema muy interesante, contado de una manera diferente a la más habitual, y que permite ampliar nuestros conocimientos sobre el tema. Es una lectura muy recomendable, aunque creo que este libro se debería leer después de haber leído el Libro tibetano de los muertos, y varios libros de psicología, filosofía y neurología, entre otras materias.

Simón de Eiré