Películas como las adaptaciones de las novelas de Nell Dunn Poor Cow (Ken Loach, 1967) y Up the Junction (Petert Collinson, 1968) –ya adaptada a televisión con gran escándalo por Ken Loach en 1964-, la sátira de los mecanismos pop de Privilege (Peter Watkns, 1967), el díptico de Platts-Mills Bronco Bullfrog (1969)/ Private Road (1971), la agresiva comedia negrosexual de Jerzy Skolimowski , Deep End (1970) o la sórdida aventura en los intestinos de Swinging London terminal de Cool it Carol! (Pete Walker, 1969) entre otras extrañezas escondidas en la producción británica de la época centradas en la juventud marcan el final de la era pop, el adiós a los felices 60. Quizás no tan drástico pero si son al menos manifestaciones de sus otras caras, la naturalista y la tenebrosa. Una quiebra, en todo caso, un punto de ruptura paralelo a la pérdida de popularidad de los sonidos más directos del beat –Mersey, Mod, Freak…- y el calor bailable de soul y el r’n’b en favor de las sinuosidades de
Señalan también un regreso al espíritu del free cinema primigenio, más documentalista y conservado en gran medida por la televisión, antes que a la ligereza con la cual el propio movimiento original intentó superar la limitaciones del kitchen sink drama infiltrándole fantasía, luminosidad y distorsión a partir de Billy Liar (John Schlesinger, 1963), la art-pop El Knack (The Knack… and How to Get It, 1965), la fundamental Morgan un caso clínico (Morgan, a Suitable Case for Treatment, 1966) comedias juveniles con recursos estilísticos poperos del tipo Here We Go Round The Mulberry Bush (Clive Donner, 1968)o Smashing Time (Desmond Davies, 1967)con la extraña pareja cómica formada por las geniales Rita Tushingham y Lynn Redgrave recién salidas de su segundo éxito conjunto en Georgie Girl (Silvio Narizzano, 1966). Aportaban además una mirada no por impremeditada menos consistente, sobre las subculturas británicas de la posguerra que ya había dado comienzo de manera mucho más despreocupada e inconsciente a partir de la irrupción de Richard Lester y bastante antes en la forma de los documentales de los cineastas free durante la década de los 50 como. Mama don’t allow o We are the Lambeth boys.
Hijo del político laborista John Platts-Mills, Barney Platts-Mills estaba en mitad de aquel final de las cosas para testimoniarlo con la urgencia de lo inaprensible. Se curtió como asistente de montaje en los estudios Shepperton y en la televisión antes de establecer su propia productora, Maya Films, y comenzar a trabajar escribiendo y realizando cortos y mediometrajes en su mayoría documentales. El más famoso de ellos, Everybody’s an Actor, Shakespeare Said (1968) lo produciría Jocasta Films a instancias de la directora teatral Joan Littlewood, quien por cierto fue en 1958 quien llevó a escena la pieza de Shelagh Delaney Un sabor a miel, quien había puesto en marcha un programa educativo para los chicos del East End basado en la expresión personal a través de una interpretación de sus propias vidas.
Platts-Mills prefigura el ambiente, localización y tono de la inmediata Bronco Bullfrog, en la cual reaparecen algunos de los muchachos en papeles protagonistas o secundarios, entre ellos Del Walker y Sam Shepherd, es decir el Quant, el antihéroes protagonista y Jo “Bronco Bullfrog”, el suedehead que es casi un mito de barrio; de hecho Bronco Bullfrog nace directamente de esta experiencia y se escribe con la intención e rodar un film real con aquellos chicos y sus vidas. Al tiempo este documental remite a los trabajos antes mencionados sobre la juventud británica de Tony Richardson y Karel Reisz. Como ellos Platts-Mills deja expresarse a unos muchachos del East End con su propia voz, captura sus ritos, ssu modas y su verdad. Además la comparación entre ambos permite ver la evolución estética, más cercana al modernismo en la primera, en contraste al endurecimiento pasado por el skinhead de la segunda.
La juventud inglesa de Platts-Mills no vive el sueño pop de elegancia extravagante de El Knack, sino uno donde se ha impuesto el naturalismo documental. Incluso cuando en su siguiente realización, Private Road, el espartano blanco y negro deje espacio para la riqueza del color, la vibrante fotografía y los actores profesionales el sentimiento de verdad no quedará comprometido. Mucho más estilizada pero todavía poderosamente naturalista, replica estructura y elementos de Bronco Bullfrog pero situando la historia entre burgueses acomodados y artistas pseudomarginales. Quizás para contar que en todos los puntos del mapa la revolución había sido el mismo timo. Bonita bisutería, rupturismo superficial bajo el cual resisten las mismas convenciones. Sin un camión destrozaba la moto de Del cercenando su libertad, un embarazo enfrenta a Peter y a Ann a las responsabilidades de la vida adulta en otra pérdida cortante de la libertad juvenil.