Leklein
Vanessa Cortés Klein, conocida como laNo aporta algo distinto o hace algo con su voz que llame la atención ni tampoco tiene una voz muy característica o peculiar.
No canta mal, pero tampoco destaca.
Es decir, algo falla en su persona que no gusta al gran público.
Bajo el nombre de Vanessa Leklein debutó en 2002, el peor momento posible, en pleno Boom de OT.
Lanzó un álbum apoyada por Movistar, y con play de radios. No funcionó.
En aquella epoca le echó la culpa de su fracaso a esto y a que la eclipsó el disco de Alejandro Sanz.
También le echó la culpa a la entrada en vigor del Euro y la publicación del disco de Alejandro Parreño. Y así no había forma.
Desde entonces lleva llorando por las esquinas. Pero luego le escribió una canción a Chenoa para su primer disco, algo que podría haber hecho si OT no hubiese existido. Ironías de la vida.
Entonces cambió de nombre y estilo musical. Empezó a cantar en discotecas con temas maquineros. Consiguió una residencia en la sala Amnesia.
En 2010 hizo lesbiana a Nagore Robles. Pero ni aun así fue conocida más allá de las cuatro o cinco marujas de peluquería.
Empezó a ser algo conocida en 2014, cuando salió a la luz que le hacia la tijera a Patricia Yurena.
Pero en 2016 se rompió la tijera de tanto usarla. La cosa debió acabar muy mal, ya que ambas borraron todo rastro de su relación en redes sociales y se hicieron unfollow. Ella se quedó sola y Patricia con Irene Visedo.
Cambió su nombre artístico por simplemente Leklein para que no la relacionaran con todo eso y se presentó en 2017 a Eurovisión.
Allí intentó ser la representante española para este festival, pero lo único que hizo fue perder el tiempo. Todo estaba pactado para que fuese Manel Navarro.
Ella tiró de la manta y se cerró muchas puertas.
Lo que sí parece claro es que si hubiese ido ella a Eurovisión otro gallo hubiese cantado.
Decidió probar suerte en La Voz, porque la esperanza es lo último que se pierde, pero nadie se dio la vuelta. Nadie reconoció su voz y cuando se dio la vuelta nadie conoció su cara. Cuando les dijo su nombre nadie sabía quien era. Una humillación en toda regla.
Mientras tenga algo o alguien al que echar la culpa lo seguirá intentando.