El lenguaje inclusivo es una especie de idioma para los progres, inventada por feminazis con poca o ninguna utilidad a efectos de comunicación, solo para postureo político, planchabragas, ciudadanos o ciudadanas, señoras y señores, capullos y capullas. Es quizá el idioma más ridículo del mundo, incluso que el murciano.
Hay muchísimos problemas más urgentes y gente necesitada que lo está pasando realmente mal como para que se estén destinando partidas de dinero público a comisiones, libros y folletos promocianando esta gilipollez.
No hay ningún clamor social para corregir la ley de la economía del lenguaje, que es que si puedes utilizar una palabra en lugar de tres, utiliza una.