La Forma en la que hablamos influye en la forma en que nos comportamos, en nuestras emociones e incluso en la manera de ver la vida.
Si nos etiquetamos con:
“no puedo”,
“no se”,
“nunca podré”
“no soy capaz”,
“yo soy así, que le voy a hacer”...
Nos estamos poniendo barreras Si les decimos a los demás: no, malo, imposible, estoy fatal, todo va mal, voy tirando...
Estamos ofreciendo tanto a los otros como a nosotros mismos una imagen negativa de nosotros que repercute en nuestra forma de ver la vida, de afrontarla.
Mejor decir:
me siento bien, no es fácil pero voy a poner todo mi empeño en conseguirlo, quiero conseguirlo... Y lo conseguiré.
Os propongo un ejercicio: hacer una lista con las palabras negativas que vayamos diciendo durante el día, después las cambiaremos en esa lista por palabras positivas, por autoinstrucciones positivas y de logro.
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