Lenguas para separar

Publicado el 12 septiembre 2011 por Cronicasbarbaras

Este verano quizás lo haya detectado usted en Cataluña o en zonas donde pasaban sus vacaciones familias catalanas: en numerosos casos sus niños sufrían tratando de hablar en castellano con otros niños con los que querían jugar.

Aunque ya de adultos consigan mayor fluidez con el idioma de 500 ó 600 millones de seres, mantendrán limitaciones para expresarse con corrección léxica y ortográfica que demuestren el dominio del idioma llamado mundialmente español.

La enseñanza impuesta exclusivamente en catalán por el nacionalismo y el socialismo –no a los hijos de sus líderes-- limitará enormemente su desarrollo personal fuera de Cataluña, un territorio que sólo es el 6,3 por ciento de la superficie de España, y cabeza de alfiler en el mundo de su expansión histórico-comercial, el hispanohablante.

Algún día esos niños odiarán a quienes les han impuesto sus limitaciones, sabiendo que podrían dominar perfectamente ambos idiomas españoles si dividireran equitativamente las clases.

Un odio a la lengua impuesta que se detecta fácilmente entre muchos niños gallegos, tras los cuatro años del bipartito socialista-nacionalista que trató de imitar el sistema de inmersión catalán, a pesar de que ya había bastante enseñanza en gallego desde la época de Fraga Iribarne, presidente de la Xunta 1990-2005.

Los niños no fueron felices, pero sí el creciente ejército de profesores en el “idioma patrio”, trabajo fácil, seguro y por entonces de fuerte expansión.

Por eso el patrioterismo lingüístico escolar no sufre crisis económicas: no hay nadie más patriota que quien vive de una lengua minoritaria a la que dice querer salvar.

Las lenguas son solamente los instrumentos que usamos para el diálogo y beneficio de todos. Son útiles, bonitas, tienen un sonido musical enternecedor, etcétera, etcétera.

Cuando los neardentales decían bramidos de amor, sus chicas neardentales pensaban que no había berrea más hermosa.

Las lenguas diferentes separan. Y si son manipuladas políticamente unas separan más que otras: el socialnacionalismo catalán quiere alejar a los catalanes de los hispanohablantes.

“Adiós, Cataluña”, escribió Boadella, quizás proféticamente.

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