Lenny Belardo es Cristo en la Tierra

Publicado el 28 noviembre 2016 por Alvaromoral

No es el primero que triunfa en las alfombras rojas y se pasa a la narrativa de larga duración. Paolo Sorrentino escribe y dirige The Young Pope. Es la apuesta para HBO y Sky que surge de la mente que trajo abigarradas películas como La gran belleza y La juventud. Lo cierto es que el italiano empezó con Il divo, una película sobre política, mafia y clero. Así que el paso por la Santa Sede no se podía hacer esperar.

Jude Law es Pío XIII y podría ser más el sucesor de Juan Pablo II que de Francisco. Lenny Belardo, el primer papa estadounidense, es el nuevo inquilino de los Palacios Vaticanos y se ha propuesto poner patas arriba TODO. No concede audiencias, no se presenta ante los cardenales y no parece confiar más que en Sor Maria (Diane Keaton). Exige casi la adoración y no teme recuperar la extravagancia y la suntuosidad del otrora lujo de los pontífices. Lenny Belardo es Cristo en la Tierra.

Todo en el universo de Sorrentino es poético, parece real pero es, más bien, una nebulosa donde se combina el lujo, la seducción y el poder. Es un mundo satírico y provocador. Como lo hizo Fellini: la forma es el fondo. Los personajes que crea son agujeros negros, profundos, con (aparentes) mil dobleces. Sería absurdo definir con un par de adjetivos el personaje de Jude Law y tacharle de radical, ultraconservador, homófobo… Es exactamente lo que el personaje persigue y lo que no han hecho más que propagar los medios (estos reales) cuando han presentado The Young Pope.

Su Santidad accede a confesarse con un sacerdote a cambio de que le revele los pecados de los demás cardenales. No es más que un deseo de conocer las calumnias que se expanden en la curia romana. Así avanzan los capítulos pasando de ser un diablo y oscurantista hasta hablarse de él como de un santo. Pío III: el papa que comenzó siendo una sombra para el mundo entero ahora es el hombre que solo desprende amor. La construcción de su personaje es fantástica aunque Sorrentino abuse en ocasiones del psicoanálisis. Pues uno de los puntos en que se asienta la serie es el pasado como profeta del presente: como si de una predestinación se tratara.

La serie comienza con una apertura de lujo. Lenny sale de debajo de una montaña de bebés en medio de una sala vaticana. Así de rocambolesca es la serie. Llena de imágenes reveladoras. Sorrentino da espacio a las rencillas vaticanas de poder y habla de la sed de novedad de los medios pero no deja que se conviertan en la esencia de su serie. Siempre se mueve en el terreno del escándalo pero lo sortea para centrarse en la persona detrás de la figura. Juega al engaño, a la burla y a la simpleza. Pero ofrece más.