El acuerdo no se hizo público hasta pasadas las seis de la tarde, cuando el jugador estampó su firma en el nuevo contrato. El guión de los acontecimientos fue estrambótico. A las dos de la tarde, sin nada firmado, Messi y el presidente de la entidad azulgrana, Josep Maria Bartomeu, posaron para la foto del comunicado que posteriormente anunció la renovación del 10 en la página web del club.
No fue, sin embargo, hasta la media tarde, cuando el jugador puso su rúbrica definitiva al contrato en el aeropuerto de El Prat, antes de poner rumbo hacia Argentina en compañía de los suyos. Sólo entonces el Barça ofreció la buena nueva. Lo hizo al término de la reunión extraordinaria de la Junta programada para las 15:00. Allí el director deportivo del club, Andoni Zubizarreta, expuso las líneas maestras del nuevo proyecto, que tendrá en Messi su piedra angular.
El acto de la revisión y actualización contractual de Leo contó con la presencia del padre del futbolista, Jorge Messi, y del presidente Bartomeu. También asistieron el vicepresidente deportivo, Jordi Mestre, y el director general, Antoni Rossich.
En la reunión ambas partes se dijeron las cosas a la cara, sobre todo por parte de los que defendían los intereses del jugador. El entorno de Leo entiende que se ha maltratado y expuesto en exceso al futbolista y recrimina al club no haberle ofrecido su protección cuando no ha brillado sobre el campo esta temporada. En otras palabras, acusa a la directiva de haber situado a Messi a los pies de los caballos, de dejarlo solo ante el peligro cuando, por primera vez en mucho tiempo, vinieron mal dadas.