EN UN PÁRRAFO.- Con una excelente acogida por los numerososfestivales en los que fue exhibida, ‘León y Olvido’ es una de esas propuestasde cine dramático intimista (una línea tonal particularmente fecunda en lacinematografía española, no siempre con excesiva fortuna…) en la que, al hilode un elemento definitorio de fuerte potencial (el síndrome de Down que aquejaa uno de sus protagonistas, León), se desarrolla un argumento en el que cobratanta importancia lo expreso, lo que vemos en pantalla, como lo implícito,aquello que no vemos ni oímos, pero vislumbramos o barruntamos: la historia deuna relación filial complicada, condicionada por el desamparo vital en que semueven sus protagonistas (evidente) y unas corrientes de sentimientossoterrados (no tan evidentes) que fluctúan de manera bastante errática (sobretodo, en el caso de Olvido, que alterna episodios de auténtica crueldad —proyectada,con particular ensañamiento, sobre un inerme León— con otros de cariñoenternecedor, en una suerte de ciclotimia disparatada). Una propuesta bastante desnuda en lo formal, si noredonda, sí valiente y sólida.
EN SU HABER.- 1, Guillem Jiménez, que, cinco años antes deque Pablo Pineda acaparara gloria crítica (con Concha de Plata incluida) yatención mediática gracias a su trabajo en ‘Yo, también’, demostró que sudesarmante espontaneidad y su capacidad para dotar de matices expresivos a unpersonaje complicadísimo, era algo más que el mero fruto de dar rienda suelta aciertas dotes naturales; un muy buen, y sorprendente, trabajo actoral, quetrasciende ampliamente lo llamativo de la condición personal de su intérprete;y 2, la frescura y naturalidad con que trata las situaciones dramáticas que, apriori, podrían haber resultado más escabrosas, por sus connotaciones morales(ya sea en lo erótico o en lo tanático): sin afectación ni remilgos, pero sintrivializarlas con el ánimo de hacerlas pasar por elementos de una cotidianidadasumible en cualquier ámbito —sobre ellas pesa, y así lo pone de relieve suplasmación en la cinta, la sombra de lo ominoso—.
EN SU DEBE.- la escasa consistencia de las tramassecundarias (la relación de Olvido con su novio; el desenvolvimiento de León enel colegio; sus enamoramientos…) que apenas sí suman en aquello que debe ser suobjetivo dramático (el enriquecimiento y complemento del tronco central de latrama), bien por indefinición (y escaso desarrollo), bien porque los personajessecundarios que les deben dar soporte están encarnados por intérpretes queofrecen un trabajo muy flojito (sobre todo, en el terreno de la declamación,aspecto en el que incluso la protagonista femenina, Marta Larralde, flojeaostensiblemente en numerosos pasajes).
UNA SECUENCIA.- León está en la bañera; Olvido enjabona sucabeza con movimientos suaves y circulares de su mano, con evidente placer desu hermano. León invita a Olvido a que se meta con él en la bañera; Olvidoaccede y se sumerge en el agua tibia, estirando poco a poco su cuerpo, que serelaja placenteramente. León se ofrece a enjabonarla; Olvido rechaza lainvitación, pero sin acritud. Sencillo, plácido, extraño, turbador…
CALIFICACIÓN: 6,5 / 10.-