Leopoldus II

Publicado el 18 junio 2015 por Key Hunters @zapatoalacabeza
Si queréis entender algo de este post, deberíais leer primero este otro.
Judy me llama por teléfono.
Efectivamente, ha habido un error; pasé la entrevista, pero la empresa no me piensa contratar sin verme la jeta en directo. Supongo que será por si parezco normal por skype pero luego huelo raro o voy por ahí mordiendo los muebles de los demás.
Así que yo toda emocionada pensando que podía cambiar de trabajo, y no. Maldita seas, Judy. Que podía haber dejado ya un trabajo por tu culpa.
Ya no puedo pedir día de asuntos propios (sólo tengo uno cada seis meses), y no puedo pedir vacaciones de una semana para otra, pero, afortunadamente, el jueves de la semana siguiente es festivo y puedo ir a Francia y volver en el día.
Es curioso cómo las películas distorsionan la realidad, pienso yo. Cuando en una peli alguien dice "mañana tengo una entrevista en Francia", casi tienes que ponerte unas gafas de sol para que no te deslumbre el glamour de la situación. Te imaginas a una chica joven y estupenda, vestida de ejecutiva, caminando por un aeropuerto grácil pero elegantemente, hablando en algún idioma extranjero por el móvil con una mano mientras arrastra su trolley de diseño con la otra, todo, por supuesto, sin perder la sonrisa ni la ondulación de los bucles de su pelo.
No os lo vais a creer, pero en la vida real esto no así. Ni un poco, además.
Me siento en una de las salas de espera, delante de los monitores para ver mi puerta de embarque cuando aparezca, con las piernas puestas encima de mi maleta y el bolso agarrado como si fuera el Santo Grial, porque está claro que me voy a quedar frita y me van a robar. En un día he volado a Niza, he cogido un autobús hasta un parque tecnológico de la zona, he hecho una entrevista bastante mala con un tipo extraordinariamente desagradable, he tenido dos reuniones con Judy, que estaba presente en la entrevista y está tan segura de que me van a dar el puesto que ya está apuntando qué día puedo empezar, he cogido otro autobús hasta el aeropuerto, me he comido un bocata del cual la mitad ha acabado en el suelo y ahora estoy exhausta y deseando que llegue ya la hora de subirme al maldito avión para largarme de ahí.
Y, quién se lo iba a imaginar, no me siento glamourosa en absoluto.
Pienso en lo incómodo que es utilizar los baños del aeropuerto para cambiarse de ropa, en cómo el autobús nos ha soltado a mí, a mis cuñas y a mi trolley fucsia en medio de una carretera sin arcén, obligándome a atrochar por un jardín con aspecto de camino de cabras para no morir en el intento. Pienso en que he viajado hasta el sur de Francia para hacer una entrevista con un tipo que no quería entrevistarme; una entrevista que no tenía ni que haber existido, porque el proceso consistía sólo en dos pruebas y a mí me han añadido la tercera por culpa de la dichosa huelga de controladores aéreos.
Veo con claridad que no me van a coger. Y la verdad, me da igual. Mi entrevistador estaba amargado de la vida y mis ganas de que me dieran el trabajo se fueron esfumando según avanzaba la entrevista.
Y qué puñetas, si a mí no me gusta el queso, ni el vino, y no meriendo en jardines porque soy alérgica al polen.
Paso de todo.
Acomodo las piernas sobre la maleta, agarro más el bolso y me dispongo a quedarme frita un rato. Cierro los ojos.
- A mí los ingenieros me caen bien, ¿sabes?
Abro los ojos. Miro a mi derecha, y veo a una chica vestida con traje chaqueta, sentada con uno de sus compañeros de trabajo, en lo que es claramente un viaje de negocios.

- Pero que pasa, luego no son tu tipo, ¿no?- Totalmente. Es que son tan estrictos... yo los llamo, cariñosamente, "cabezas cuadradas".
Cariñosamente. Comillas comillas.- Claro, porque tú por ejemplo, si tu novio llega y te dice "¡mañana nos vamos a Londres!", ¿tú qué dices? -el tipo se esfuerza tantísimo por complacer a su compañera que me planteo por un breve momento que tal vez no sea gay.- ¡A mí eso me encanta! Pero eso con un ingeniero, imposible. No saben lo que es la espontaneidad.

Pienso fugazmente en hablarle de los dos miembros de la oficina técnica de mi empresa, que a veces buscan el vuelo más barato que haya y se van con sus amigos a desayunar a Lisboa, o a merendar a Roma. Luego se vuelven a casa y todos tan contentos. Ni sé si son ingenieros o técnicos o qué, pero ejercen de ingenieros, y a una chica que aplica estereotipos con esta agresividad obviamente le va a valer de sobra.
- Claro. Es que tú eres una chica decidida, que no tiene miedo de hacer cosas distintas -el peloteo lleva un rato, yo sólo lo estoy resumiendo.- Pues sí. Pero con un ingeniero no se pueden hacer esas cosas. He salido con dos, y con los dos me ha pasado igual. Eran perfectos sobre el papel, pero luego, nada. Me aburrían.  Madre mía, a esta me la tengo que llevar un día de fiesta con mis compañeros de clase de la facultad, a ver si se le pasa la tontería.
Pero sigamos con la historia de Leopoldus, porque aún le queda un rato.
Cojo el vuelo de vuelta, llego a casa y me voy a dormir. A la mañana siguiente, Judy me llama.

Yo - ¿Sí? Judy - ¿Key? Estoy muy sorprendida, pero el feedback ha sido negativo. Yo - Ya, yo no estoy nada sorprendida. Y si te digo la verdad después de hablar con el tipo ya no tenía ganas de trabajar para Leopoldus Francia, así que ni siquiera me siento mal porque no me hayan cogido.Judy - Bueno. He hablado con Sand, y me ha dicho que estás en su proceso de selección.Yo - ¿Qué? Pero si no me han llamado. Hice la entrevista hace semanas y salió bien, pero no me han vuelto a decir nada así que he supuesto que no estaban interesados.Judy - Pues parece que sí. Luego te llama Sand.

Y ahora a santo de qué aparecen los ingleses. Qué jaleo de empresa.
Efectivamente, Sand llama. Los señores británicos quieren hacer una segunda entrevista, pero saben que es un lío hacerme ir hasta Londres así que les parece bien hacerla por Skype.
Hago la entrevista y va aceptablemente bien. Sí que parece que me lo pueden dar, pero ya veremos.
Pasan un par de días y suena el teléfono.
Yo - ¿Sí?- ¡Hola! ¿Eres Key?Yo - Sí, dime.- Te llamo porque tu perfil encaja muy bien con una oferta que tenemos para Francia.
¿Francia otra vez? ¿Pero por qué me llama a mí gente de Francia? QUE NO SÉ FRANCÉS.
Yo - ¿Sabes que no hablo francés?- Sí, no pasa nada. La oferta es de frontend web, ¿te interesaría?Yo - Sí claro.- ¿Y estarías dispuesta a mudarte a Francia?
Um. Esto me resulta familiar.
Yo - Sí, pero espera.- ¿Qué pasa?Yo - De qué empresa llamas.- Leopoldus.
Venga hombre.

Yo - Me parecía. Ya me han entrevistado para el puesto que me ofreces. Llegué a la tercera entrevista y me rechazaron.

La nueva reclutadora me dice que no, que es la misma empresa pero otro puesto, y acordamos que si me consigue una entrevista me llama.
Me llaman unos, otros, pasan un montón más de cosas aburridas, muchas confusiones con Francia, más emails con Inglaterra y total, que estoy escribiendo esto desde un hotel súper andrajoso del oeste de Londres y he empezado este lunes en la empresa de marras.
Ya os contaré cómo va el asunto.
p.d. He tenido que adelantar el viaje casi una semana porque ha habido otra huelga de controladores aéreos. Soy muy fan del gremio ahora mismo.
p.d.2 Por no liar más el tema me he saltado una parte de la historia en la que otra reclutadora me concertaba una entrevista con Leopoldus Londres y en la luego la empresa nunca llegaba a llamar. Nunca sabré quién era esa reclutadora ni qué pasó ahí. Misterios misteriosos.