El título de exhibición debería ser Mentiras blancas o Pequeñas mentiras. Ambas expresiones sintetizan la trama central de un largometraje sobre los secretos que circulan -y a veces salen a la luz- en un grupo de amigos cuarentones. De la cuestión anecdótica surge la crítica a la (in)consistencia de las relaciones afectivas en una franja etaria y social delimitada.
De ahí que el retrato propuesto trascienda la geografía francesa. De hecho, bastarían algunos retoques idiosincráticos para ambientar los cruces entre Max, Eric, Marie, Vincent, Antoine en otro país occidental, incluso el nuestro.
También responsabilidad del realizador, la banda sonora del film sólo incluye canciones en inglés (salvo contadas excepciones, decisión infrecuente en el cine galo). Aunque en menor medida, este detalle parece contribuir a la sensación de fenómeno universal o globalizado.
Les petits mouchoirs es el segundo largometraje de Canet después de No se lo digas a nadie, que también protagonizó Cluzet y que sí se estrenó en Buenos Aires en septiembre de 2010, cuatro años después de su lanzamiento oficial. En caso de repetirse la historia, todavía hay tiempo para que Mentiras blancas o Pequeñas mentiras desembarque en nuestra ciudad de Buenos Aires.
Eso sí… Dadas las circunstancias, vale preguntar en qué sala(s).