En un complejo vacacional de la costa atlántica, los veraneantes se instalan con sus costumbres urbanas. Hasta que llega monsieur Hulot (Jacques Tati) al volante de su viejo cacharro y rompe la calma estival. Para gran alegría de los niños, Hulot ofrecerá a los huéspedes del hotel unas vacaciones como nunca las han tenido.
La cinta, rodada en la playa bretona de Saint-Marc, con un reparto desconocido, relata la rutina cotidiana de un grupo de veraneantes adinerados que se instalan en el Hotel de la Plage para pasar unos días de relajo junto al mar. Hasta ese lugar llega Monsieur Hulot al volante de su ruidoso y endeble vehículo, a romper la monotonía del resto de los huéspedes del hotel. El grupo de personajes que colman este balneario es bastante diverso y colorido: un comandante retirado que se dedica a relatar sus viejas glorias en el ejército; un hombre que le da más importancia a sus llamadas de negocios que a su travieso hijo; una joven y atractiva rubia que se siente algo ajena al mundo que la rodea, y que es pretendida por casi todos los hombres que se hospedan en el lugar; un matrimonio de ancianos en que la mujer obliga a su marido a dar largos y tediosos paseos por la playa; un joven pedante cuyo único tema de interés es la política; y una anciana solterona que hará muy buenas migas con el protagonista, entre otros. Gran parte de estos personajes son retratados como personas aburridas, incapaces de escapar de la monotonía en la que han caído con el pasar de los años. Por el contrario, Tati se encarga de retratar el mundo de los niños con candidez y admiración, razón por la cual siempre serán los adultos quienes terminan siendo objeto de burla, nunca los niños.
Se podría decir que la película no tiene una trama por completo definida, sino que más bien Tati plantea un escenario que sirve para presentar una serie de gags visuales que además de provocar la risa del espectador, logran evocar cierta nostalgia. Hay una serie de escenas realmente memorables, como por ejemplo aquella en la que la barca en la que navega Hulot se rompe por la mitad convirtiéndose en una especie de monstruo marino que termina ahuyentado a todos los bañistas; aquella en la que el protagonista demuestra con éxito su particular estilo para jugar al tenis; o el apoteósico incidente de Hulot con los fuegos artificiales, entre otras. En cada uno de los desastres que desencadena el protagonista, este se muestra totalmente ajeno a lo que está sucediendo, lo que automáticamente provoca la risa del espectador. Por supuesto que muchos de estos gags tienen como objetivo establecer que Hulot no pertenece al mundo de los adultos, ni menos presenta el aire aristocrático de algunos de los huéspedes del hotel. Es por este motivo que es visto como una suerte de bicho raro por casi todo el resto de los veraneantes. Solo se distinguen dos escenas en las que Hulot triunfa socialmente: aquella en la que juega tenis y nadie logra vencerlo, y durante la fiesta de disfraces cuando la atractiva joven rubia (Nathalie Pascaud) accede a bailar con él.
Entre algunas de las curiosidades que rodea la filmación de la cinta, se encuentra el hecho de que Tati utilizó a algunos niños locales, a los cuales recompensaba con dulces. Las filmaciones comenzaron en julio de 1951, y se suponía que terminarían en agosto de ese año. Sin embargo, no todo resultó como el director esperaba que resultara. El mes de agosto de ese año, resultó ser un mes bastante helado y lluvioso en las costas de Brittany. La arena constantemente se metía en las cámaras, dañando por completo algunos rollos de cinta, razón por la cual muchas escenas tuvieron que ser refilmadas. Por este motivo, las filmaciones terminaron extendiéndose hasta octubre. Por otro lado, el vendaje que Hulot presenta en su nariz en algunas escenas tenía una justificación bastante real. Cuando se filmó el gag en el que el protagonista prende por accidente una casucha repleta de fuegos artificiales, la situación se escapó de las manos de los involucrados, por lo que Tati terminó presentando algunas quemaduras.
por Fantomas.