Su director Andrei Zvyagintsev, responsable de grandes películas como "El regreso" (Vozvrashchenie, 2003) o "Elena" (Id, 2011), nos comenta: "Cuando un hombre se enfrenta a su propia angustia ante la necesidad y la incertidumbre, cuando las imágenes borrosas del mañana le abruman, cuando teme por los suyos, cuando tiene miedo de la muerte que acecha, ¿qué otra cosa puede hacer, sino renunciar a la libertad y a su propia voluntad, y transferir, de muto propio, estos tesoros a una persona en la que cree confiar a cambio de engañosas garantías de seguridad, protección social, e incluso de una ilusoria comunidad?"
El director ruso Andrei Zvyagintsev, en el set de rodaje.
"La mirada que lanza Thomas Hobbes sobre el Estado es la de un filósofo sobre el contrato concluido por el hombre con el diablo: lo ve como a un monstruo engendrado por el hombre para evitar la guerra de “todos contra todos” y por el deseo perfectamente comprensible de conseguir la seguridad a cambio de la libertad, su único bien auténtico. Del mismo modo que todos, al nacer, estamos marcados por el pecado original, todos nacemos en un “Estado” cuyo poder espiritual sobre el hombre no conoce límites. La laboriosa alianza entre el Hombre y el Estado es un tema central en la vida de Rusia desde hace tiempo. Pero si mi película está anclada en tierras rusas, se debe únicamente al hecho de que no siento ningún parentesco, ninguna conexión genética con otra cosa. —afirma Zvyagintsev— "Sin embargo, estoy convencido de que sea cual sea la sociedad en la que vive cada uno de nosotros, desde la más desarrollada a la más arcaica, llegará el día en que todos deberemos enfrentarnos a la alternativa de vivir como esclavos o como hombres libres."